Colombeia

culadas, como que en una de ellas largó un pedazo de Zapata. Ayudados de la marea, y con haver largado toda vela, nos pudimos safar, y situarnos en mas agua, dejando para el dia siguiente la empresa: Por la noche se hizo la faena de dejar el Navio en 19 pies de calado a popa. El 12 por la mañana, se dio la Orden para forzar el Puerto, y con la prebencion de que si el Navio, por algún inconbeniente, no lo pudiese ejecutar, siguieran las fragatas con el Comboy, a verificarlo: En esta inteligencia estábamos todos; cuando se presentó el Sor Galvez, (que vino llamado del Comandante) dando las gracias a todos los de el Navio, por lo vien que havian trabajado en realizar su pensamiento, y que ya estaba desengañado, en qe no era posible su consecusion, sm el riesgo manifiesto de perder el Navio; pero sí las fragatas; (aquí fue troya) en el instante mismo que sus Comandants se vieron sin el broquel del Navio, no quedó incombeniente, que no representasen (cuando el dia antes cada uno de ellos, quería ser el primero a forzar el Puerto) y no paró en esto, que metieron tan de veras en su defensa a Calbo, que no se pensaba en menos, que en abandonar la expedición, y dejar las tropas en una Isla, que solo tiene Arena; Con lo que ban, y bienen los oficios cada instante, y pasando días infructuosamente . El 13 se despachó una Lancha, a la Movila, con el Teniente Coronel Miró, pues aun no se ha tenido noticia alguna de las tropas de allí no obstante tres correos que se dirigieron desde nuestra salida, por lo que se conoce lo vien combinada, que está la tal expedición. El 16 por la mañana, llegó una Valandra Cañonera de la Movila, mandada por el Teniente de Fragata Riaño, con la noticia de que Espeleta traíña ya tres dias de marcha, por tierra, con sus tropas; y que las del Nuevo Orleans en mui pocos dias estarían aquí: Con esta noticia se armaron todas las Lanchas para ir a protejerles el poso, que tienen que badear en el Rio de los perdidos, donde se asegura tienen los Ingless una pequeña batería, y algunos Indios para Impedirlo. El 18 a las dos de la tarde, atracó ael Costado del Navio un Bote con el Oficial de Ingenieros Gelabert, exponiendo de parte del General, al Comandante, que una bala de à 32 recogida en el acampamento, que conducía, y presentaba; era de las que re
culadas, como que en una de ellas largó un pedazo de zapata. Ayudados de la marea y con haber largado toda vela, nos pudimos zafar y situarnos en más agua, dejando para el día siguiente la empresa. Por la noche se hizo la faena de dejar el navio en 19 pies de calado a popa. Se arrojó al mar más de dos mil quintales de lastre y la mayor parte de la leña de dotación, habiendo dos balandras a los costados. El 12 por la mañana se dio la orden para forzar el puerto, con la prevención de que si el navio, por algún inconveniente, no lo pudiese ejecutar, siguieran las fragatas con el convoy a verificarlo. En esta inteligencia estábamos todos, cuando se presentó el señor Gálvez (que vino llamado del comandante) dando las gracias a todos los del navio, por lo bien que habían trabajado en realizar su pensamiento, y que ya estaba desengañado en que no era posible su consecución, sin el riesgo manifiesto de perder el navio, pero sí las fragatas (aquí fue Troya). En el instante mismo que sus comandantes se vieron sin el broquel del navio, no quedó inconveniente que no representasen (cuando el día antes cada uno de ellos quería ser el primero en forzar el puerto) y no paró en esto, que metieron tan de veras en su defensa a Calvo, que no se pensaba en menos que en abandonar la expedición y dejar las tropas en una isla que sólo tiene arena. Con lo que, van y vienen lo oficios cada instante y pasan los días infructuosamente. El 13 se despachó una lancha a la Movila, con el teniente coronel Miró, pues aún no se ha tenido noticia alguna de las tropas de allí, no obstante tres correos que se dirigieron desde nuestra salida, por lo que se conoce lo bien combinada que está la tal expedición. El 16 por la mañana, llegó una balandra cañonera de la Movila, mandada por el teniente de fragata Riaño, con la noticia de que Espeleta traía ya tres días de marcha por tierra con sus tropas, y que las de Nueva Orleáns en muy pocos días estarían aquí. Con esta noticia se armaron todas las lanchas para ir a protegerles el pozo que tienen que vadear en el río de los "Perdidos", donde se asegura tienen los ingleses una pequeña batería y algunos indios para impedirlo. El 18 a las dos de la tarde, atracó al costado del navio un bote con el oficial de ingenieros Gelabert, exponiendo de parte del general al comandante, que una bala de a 32 recogida en el campamento que conducía y presentaba, era de las que re