Colombeia

partís el fuerte de la entrada, y que el que tubiese onor, y valor lo siguiese, respecto a que el iba por delante con el Galbeston para quitarle el miedo: La contestación por el Comandante, fué de que su Gral era un audaz malcriado, Traidor ael Rey y a la Patria, y que el Insulto que le acababa de hacer a su persona, y a todo eL Cuerpo de Marina, lo pondría a los pies del Rey, y que el cobarde lo hera el, que tenia los Cañones por la Culata, y que otra vez, semejante recado lo mandase por un hombre Ruin,, y no por un oficial, para tener la satisfacción de colgarlo de un peñol. A las 4 de la tarde se berificó la entrada del Galveston. con tres Balandras Cañoneras, sin desgracia alguna, no obstante 28 Cañonazos que sufrieron del fuerte: Este exemplar no esperado estimuló los Capitanes de las fragatas, a presentarse, solicitando la entrada, a la que no asintió el Comandante, manteniéndose inflexible a sus repetidas instancias de palabra, y por escrito, y a maior abundamiento, hizo circular una Orden a todos los Buques de Grra, y Comboy, para que nadie se moviese del sitio en que se hallase, sin noticia y permiso suio, aunque fuese con solo el fin de enmendar las Amarras.— A las 8 de la noche, vino de tierra el Coronel Longoria, de parte del Gral, con las facultades de componer lo pasado, y de quedar el de fiador de toda resulta: con esta salba guardia, y sus Duplicadas suplicas, cedió el Comandante, y expidió la Orden, para que el dia siguiente las fragatas, y todo el Comboy, formasen, y entrasen en el Puerto. El 19 a las 2 de la tarde, se pusieron en Vela las fragatas de Grra y el Comboy, y a las 3. ya estaban fondeados todoa dentro, sin desgracia alguna, no obstante 140 Cañonazos, que les dispararon del Fuerte. A prima noche hallándonos los mas de los oficiales en la Cámara Alta, después de rezar el Rosario, y trisagio declaró el Comandante que con arreglo a sus Instrucciones, tenia ya finalizada su comisión con la entrada de las fragatas, y Comboy en el Puerto, y que en el instante que regresase la Lancha de la Comisión en que estaba empleada, debia ponerse a la Vela el Navio para la Havana, y que la tentatiba que hizo para forzar el Puerto, havia sido únicamente por considerarlo tan
partía el fuerte de la entrada, y que el que tuviese honor y valor lo siguiese, respecto a que él iba por delante con el "Galveston" para quitarle el miedo. Este mensaje fue dado sobre el Alcázar y por consiguiente, en presencia de toda la tripulación. La contestación del comandante fue de que su general era un audaz malcriado, traidor al Rey y a la patria, y que el insulto que le acababa de hacer a su persona y a todo el Cuerpo de marina, lo pondría a los pies del Rey, y que el cobarde era él, que tenía los cañones por la culata, y que otra vez semejante recado lo mandase por un hombre ruin, y no por un oficial, para tener la satisfacción de colgarlo de un peñol. El comandante convocó a toda la oficialidad del navio sobre el Alcázar, a fin de que presenciasen su contestación. A las cuatro de la tarde se verificó la entrada del "Galveston" con tres balandras cañoneras, sin desgracia alguna no obstante 28 cañonazos que sufrieron del fuerte. Este ejemplo, no esperado, estimuló los capitanes de las fragatas a presentarse solicitando la entrada, a la que no asintió el comandante, manteniéndose inflexible a sus repetidas instancias de palabra y por escrito, y a mayor abundamiento, hizo circular una orden a todos los buques de guerra y convoy, para que nadie se moviese del sitio en que se hallase, sin noticia y permiso suyo, aunque fuese con sólo el fin de enmendar las amarras. A las ocho de la noche, vino de tierra el coronel Longoria, de parte del general, con las facultades de componer lo pasado y de quedar él de fiador de toda resulta; con esta salvaguardia y sus duplicadas súplicas, cedió el comandante y expidió la orden para que el día siguiente, las fragatas y todo el convoy formasen y entrasen en el puerto. El 19 a las dos de la tarde, se pusieron en vela las fragatas de guerra y el convoy, y a las tres ya estaban fondeados todos dentro, sin desgracia alguna no obstante 140 cañonazos que les dispararon del fuerte. A prima noche, hallándonos los más de los oficiales en la cámara alta, después de rezar el rosario y trisagio, declaró el comandante que con arreglo a sus instrucciones, tenía ya finalizada su comisión con la entrada de las fragatas y convoy en el puerto, y que en el instante que regresase la lancha de la comisión en que estaba empleada, debía ponerse a la vela el navio para La Habana, y que la tentativa que hizo para forzar el puerto, había sido únicamente por considerarlo