Colombeia

Carta del Maques de la Mina al Obispo de Lerida. Ilustrísimo. Señor mío. Me costarían mucho cuidado los incidentes que [ilegible] me informan de esa Plaza por su Gobernador, y Ayuntamiento si no fuere Vuestra Señoría Ilustrísima el Dignísimo Prelado de ella, de cuya virtud se por antiguas experiencias, que hace inseparable consorcio con las reglas de la prudencia, y de la discreción. Sin duda que tiene Lustra Señoría Ilustrísima graves y relevantes motivos. Motivos que le precisan a impugnar en sus feligreses la diversión indiferente que califica con sus permisos, y su práctica el Padre Universal en su Corte; asistiendo a los espectáculos Cardenales, Prelados y toda suerte de Eclesiásticos; que el Rey los autoriza y los honra con su Soberano concurso en su mismo Palacio; que en todo el orbe Cristiano se estilan, y se fomentan por sus Príncipes y Prelados por embelezo del Público, y para desterrar el ocio que se gradúa por el mayor de los males. Que descendiendo a ejemplares de menor magnitud, pero más idénticos por más inmediatos, y de un propio País; inclinaciones se han visto siempre en esta Capital, y cuando han salido de ella, no se han excomulgado, ni querido desterrar los Cómicos por el Metropolitano (superior en Cataluña de los demás) ni por Obispos que lo han tolerado.
Carta del Maques de la Mina al Obispo de Lérida. Ilustrísimo. Señor mío. Me costarían mucho cuidado los incidentes que se me informan de esa Plaza por su Gobernador y Ayuntamiento, si no fuere Vuestra Señoría Ilustrísima el Dignísimo Prelado de ella, de cuya virtud se por antiguas experiencias, que hace inseparable consorcio con las reglas de la prudencia y de la discreción. Sin duda que tiene Vuestra Señoría Ilustrísima graves y relevantes motivos. Motivos que le precisan a impugnar en sus feligreses la diversión indiferente que califica con sus permisos, y su práctica el Padre Universal en su Corte; asistiendo a los espectáculos Cardenales, Prelados y toda suerte de Eclesiásticos; que el Rey los autoriza y los honra con su Soberano concurso en su mismo Palacio; que en todo el orbe Cristiano se estilan, y se fomentan por sus Príncipes y Prelados por embelezo del Público, y para desterrar el ocio que se gradúa por el mayor de los males. Que descendiendo a ejemplares de menor magnitud, pero más idénticos por más inmediatos, y de un propio País; inclinaciones se han visto siempre en esta Capital, y cuando han salido de ella, no se han excomulgado, ni querido desterrar los Cómicos por el Metropolitano (superior en Cataluña de los demás) ni por Obispos que lo han tolerado.