Colombeia

nadas a robar por la noche los huertos que tenemos en ellas, por cuyo motivo las habían hurtado para traerlas a vender a la Plaza, prueba del bajísimo modo de pensar que gastan estas gentes. El bombardeo y fuego del enemigo sigue al ordinario. 1º de febrero. Esta mañana temprano se voló otro hornillo de nuestra mina, entre los fuertes Rosario y La Puntilla, para cortar la comunicación de la que trae el enemigo dirigida hacia el primero, y sofocar sus trabajos, que juzgamos haya surtido el efecto deseado, según las ruinas que han movido. A las once se volvió a reconocer que seguían aún el mismo designio por distinto ramal, para lo cual dispuso nuestro general que igualmente se volase otro gran hornillo que tenemos bajo la misma Puntilla —su línea de menor resistencia es de 21 pies y por consecuencia, de 42 el diámetro superior de excavación y su carga 10 quintales de pólvora— con objeto de sofocar del mismo modo sus trabajos por esta otra parte, y causarles estrago en la multitud de gente que, con la novedad primera, ocurrieron a tomar dicho puesto de La