Son las seis de la tarde, y habiendo entrado en este pueblo á las doce del día, aun no hemos recavado con la entrevista del Dr. Roscio y sus colegas, que se anote la conformidad de los mismos, suscribiendo por separado por vía de credenciales, para salvar reparos en Filadelfia, y Santafé, á las nominaciones que habéis hecho en Salazar y en mi de ministros representantes de Venezuela en ambos destinos. Molini ha seguido á las Cocuizas, y alli nos reuniremos siempre que este fantástico gobierno se preste á obedecer vuestras superiores órdenes, y no use de los subterfugios indicados por boca del secretario Iznardi, que ha venido á decirnos en casa el siguiente dilema: "O subsiste el generalísimo y se destruye el poder de la Unión, ó ha de permanecer éste con cesación de aquel: no hay medio entre los dos extremos, y la urgente necesidad de la patria debe decidir el problema".
Es indubitable la importancia de que no baya otra autoridad en el día que la vuestra, y como quiera que sea el resultado de la sesión, en que se ocupan actualmente estos sofistas funcionarios, os comunicaré el competente aviso, y parto á Caracas en la noche de hoy.
Es mi deber recomendar al ciudadano comandante Quero, escrupuloso ejecutor de vuestros mandas, activo y celoso patriota. Sostiene como corresponde su empleo, y podéis contar con su fidelidad y energía.
El cielo os conserve para bien de la patria.
Joseph Cortés Madariaga.
No extrañéis este oficio, pues así lo exige mi anhelo por vuestros mejores aciertos, y que no os equivoquéis en el concepto de algunos bribones disfrazados con la máscara patriótica.