Mayo de 1812.
Mi apreciadísimo general:
El ciudadano Juan Tomás Saldarriaga tiene á su mujer bastante grave, y ésta se interesa en que venga á asistirla, ó á hallarse en su muerte que se cree muy factible. Suplico á Vd. pues, que si es posible, le permita una licencia temporal por aquel motivo, dispensando estas incomodidades á quien es de Vd. Amador.
Fr. Paúl.