Documentos 1811-1816

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Caracas, 27 de junio de 1812 á las 12 del día. Mi general: Las órdenes de V. E. serán cumplidas. Du Caylá y yo partiremos pasado mañana. El deplorable estado en que se encuentra vuestra Hacienda, y la carencia de toda clase de recursos, no han podido permitir á León ayudarnos todo lo que las circunstancias exigían, pero he unido mis recursos á los que él nos ha suministrado; en las colonias tengo dinero y crédito, y nuestros esfuerzos harán todo lo posible por secundar á V. E. Es una desgracia que no haya podido transportarnos el Zeloso; por este motivo nos ha sido preciso dejar aquí el tabaco que debíamos tomar; este barco cuenta á su bordo 130 hombres que no valen ni por 20; apenas si puede con tanta gente inútil levar anclas. Hubiera habido una gran economía y grandes ventajas en servirse de él, pues le habríamos convertido en barco de guerra, de lo que sólo tiene el nombre. Puerto Rico posee, por el contrario 2 bricks, una goleta y 7 corsarios particulares. Me apresuro, mi general á escribir á V. E. presumiendo que su respuesta podrá llegar á mi poder antes de hacernos á la vela, y V. E. juzgará sin duda oportuno enviarme las patentes de corso y las cartas particulares que supliqué á Sanz le pidiese, á fin de sacar de Tórtola las armas y municiones de guerra que pertenecen á Venezuela. Espero que pronto tendrá V. E., mi general, soldados que le pondrán en disposición de devolver á la agricultura brazos que no saben manejar las armas. Entre tanto es de desear que obtenga V. E. de estos comerciantes, habitantes y de muchos maniquíes inútiles socorros que auxilien á la Hacienda y os procuren hombres y dinero. He indicado á Sanz el medio que creo conveniente para ello. Además merecen en segundo lugar la atención de V. E. las subsistencias, si conseguimos enviarle de seguida 400 hombres; con los que supongo podrá entrar en país enemigo. Yo seguiré mi camino para los Estados Unidos y la Luisiana á fin de proveer para la ejecución de este importante proyecto. Du Caylá y yo, mi General, no aspiramos nunca á otra recompensa que á la satisfacción de servir á V. E., á quien reiteramos nuestra respetuosa adhesión. L. Delpech.