6 de junio de 1812.
Mi querido Gual:
No he podido menos que ver con sonrisa que Vd. Haya pedido licencia para venir al cuartel general. Vd. Está nombrado por mí, y yo estoy aquí para sostener mis nombramientos; y siempre que Vd. Necesite verme, no tiene más que decírselo a Carabaño, única autoridad que puede dar en las actuales circunstancias tales pasaportes en esa ciudad.