El 22 pasó la tropa que Acampaba en la Isla de Sta Rosa, a la tierra firme a incorporarse con la de Movila, con el fin de rendir el fuerte de la entrada por la espalda, a excepción de 500 hombres, que se dejaron en la citada Isla, para su defensa.
Este mismo dia, barios oficiales de los empleados en la Lancha al desembarco de las Tropas, comieron con el Gral. y 10 de sobremesa suscitó este la combersacion directamente contra la conducta del Sor Castejon; baciendolo responsable del retardo, y consequencias de la conquista de Panzacola; y que era un traidor al Rey, y a la Patria, pues solo el influjo, y lagrimas de su Muger, como sobrina del Gral Campbell, y que lo tenia comprobado con las lentas disposiciones de la Havana, y que sus Comandantes havian demostrado mucha colloneria en la entrada del Puerto, y que no dudaba que toda la Marina contribuía a el mismo fin, que su Gefe Principal: cansados y abochornados los oficiales, de una denigración comprehendida ael Cuerpo y a sus Gefes, no pudieron menos que rebatirle sus proposiciones, y suplicarle se sirbiese mudar de asumpto; pero en un tono que Calvez tomó la espada, y el Sombrero, y les preguntó si intentaban insultarlo; A este tiempo entró Alderete, y cesó la Scena, pero se dio principio a otra peor, con la recombencion de si lo reconocia por Gral Pral de las fuerzas de Mar, y tierra respecto a que cuando entró en el Puerto, no le hizo los Onores correspondientes al pasar por el Galbeston, que mantenia la Corneta al palo de trinquete; y haviendole contestado no tenia orden para ello, ni que la ordenanza se lo mandaba, estubiera seguro de que nunca lo practicaría; con lo que, hecho una furia, le respondió que para nada necesitaba la Marina, y que podian hirse todos a la Havana cuando quisiesen, y que diese memorias a su Muger; y le dejó solo bolbiendole la espalda.
De estos dos pasages, dio parte de oficio Alderete, a este Comandte a la 7 de la noche, embiando los Oficiales que los presenciaron, a los qe se les tomó sus declaraciones: Creo sea con el fin de ocurrir a el Ministerio.
El 23 nos hemos visto expuestos a hir con el Navio a la Playa, no obstante dos anclas, y un anclote que teníamos en el agua, de modo que llegamos a situarnos en menos de 4 brazas, y sin poder hacernos en Vela pr. estar el viento por el S. E. fresco, y por la Proa.
El 22 pasó la tropa que acampaba en la isla de Santa Rosa a tierra firme a incorporarse con la de Movila, con el fin de rendir el fuerte de la entrada por la espalda, a excepción de 500 hombres que se dejaron en la citada isla para su defensa.
Este mismo día, varios oficiales de los empleados en la lancha al desembarco de las tropas, comieron con el general y de sobremesa éste suscitó la conversación directamente contra la conducta del señor Castejón, haciéndolo responsable del retardo y consecuencias de la conquista de Pensacola; y que era un traidor al Rey y a la patria, pues sólo el influjo y lágrimas de su mujer, como sobrina del general Campbell, y que lo tenía comprobado con las lentas disposiciones de La Habana, y que sus comandantes habían demostrado mucha "collonería" en la entrada del puerto y que no dudaba que toda la marina contribuía al mismo fin que su jefe principal. Cansados y abochornados los oficiales de una denigración comprendida al Cuerpo y a sus jefes, no pudieron menos que rebatirle sus proposiciones y suplicarle se sirviese mudar de asunto; pero en un tono, que Gálvez tomó la espada y el sombrero y les preguntó si intentaban insultarlo. A este tiempo entró Alderete y cesó la escena, pero se dio principio a otra peor con la reconvención de si lo reconocía por general principal de las fuerzas de mar y tierra, respecto a que cuando entró en el puerto, no le hizo los honores correspondientes al pasar por el "Galveston", que mantenía la corneta al palo de trinquete; y habiéndole contestado no tenía orden para ello, ni que la ordenanza se lo mandaba, estuviera seguro de que nunca lo practicaría, con lo que, hecho una furia, le respondió que para nada necesitaba la marina y que podían irse todos a La Habana cuando quisiesen, que diese memorias a su mujer y le dejó solo, volviéndole la espalda.
De estos dos pasajes, dio parte de oficio Alderete a este comandante, a las siete de la noche, enviando los oficiales que los presenciaron, a los que se les tomó sus declaraciones. Creo sea con el fin de ocurrir al ministerio.
El 23 nos hemos visto expuestos a ir con el navio a la playa, no obstante dos anclas y un anclote que teníamos en el agua, de modo que llegamos a situarnos en menos de cuatro brazas y sin poder hacernos en vela, por estar el viento por el S.E. fresco y por la proa.