Colombeia

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NOTICIAS POLÍTICAS DE CABO ». 11 Más conocidas como Gaceta del Cabo. Si citamos con placer mezclado de admiración los verdaderos héroes, los que, compartiendo los peligros de la guerra, gimen sobre los males que inevitablemente les acompañan, tratando de disminuirlos; con qué execración debemos oír nombrar los que no encuentran en ella sino el placer bárbaro de destruir a sus semejantes, sacrificándolos a su ferocidad. Vamos a precisar una infracción a las reglas del derecho de gentes, de un atentado, en fin, de un crimen de lesa humanidad, bien reflexionado, cometido por el único placer de masacrar hombres. Nos recuerda el trato recibido por la fragata sueca (en 1780) por parte de un corsario mahonés; la conducta monstruosa del capitán del "Romnei", navio de línea inglés, hacia la fragata francesa "Le Sartine", empleada por el gobierno de Madras para el transporte de los generosos defensores de Pondichery, llevando a bordo un comisario inglés y dotado de un pabellón, cuyo uso debía ser y es sagrado a todos los demás pueblos. Nos recuerda igualmente los horrores cometidos contra la balandra española, comandada por Don L. Arguedas, teniente de navio, salida de Cádiz para observar en Santo Domingo el eclipse del 23 de abril de 1781, bajo fe de los pasaportes de la Corte de Londres, cuya utilidad general era esperada por todos los pueblos civilizados. . . Bajemos el telón sobre los procedimientos contra la marina francesa en 1755 y 1756. Los tiempos presentes nos presentan escenas suficientemente horrorosas. "La Défiance", bergantín de Su Majestad muy Católica, capitán Chateauneuf, fletado por el gobierno francés de Santo Domingo, para llevar a Jamaica, como bastimento de Cartel, 50 prisioneros ingleses, haciendo ruta hacia su destino, tuvo conocimiento el 21 del mes de mayo último de la fragata inglesa "La Zebra", capitán Morken. "La Défiance" izó enseguida las señales distintivas de su misión. El inglés vino hacia él, con pabellón francés a popa, y en cuanto estuvo a tiro de cañón, puso el pabellón de su nación y tiró un cañonazo. "La Défiance" se acercaba a él con la mayor seguridad; un capitán inglés que estaba entre los prisioneros tenía ya el portavoz para contestar a las preguntas de la fragata que en ese momento acosaba al bergantín con varios cañonazos. Las velas de "La Zebra", escondidas sobre su mástil, estando al viento del bergantín, no dejaban ninguna duda de que el capitán quería hundirlos. El parlamentario fue abordado, pero el efecto no respondió a lo que esperaba su autor. Tres portas de la "Défiance" no formaron sino una, y se encontró acostado a la fragata. Parte del equipaje del parlamentario hacía todos sus esfuerzos para sacarlo del peligro donde se encontraba; la otra parte y casi todos los prisioneros ingleses, no viendo su salvación sino abandonando este bastimento, se lanzaron dentro de la fragata inglesa, pensando ser bien recibidos por sus compatriotas que no podían desconocerlos, pero se equivocaron. Morken hizo fuego sobre ellos con su mosquetería; las hachas, los sables, etc., fueron empleados para rechazarlos y al fin, unos veinte hombres de la "Zebra" se precipitaron sobre "La Défiance" y escogieron sus víctimas. Se cuentan tres ingleses y dos franceses entre los muertos; el número de heridos ha sido muy considerable; el estado mayor, particular-mente, ha sido muy maltratado. El capitán inglés hizo venir a su bordo al señor De Gastón, teniente de navio encargado de los despachos del señor de Vaudreuil, comandando la Escuadra del Rey para el Almirante Inglés. Morken aseguró al señor De Gastón que estaba molesto por este error, pero si las mismas circunstancias se presentaban, él, Morken, actuaría en la misma forma. El señor De Gastón le rogó que tomara los heridos a su bordo, pero no quiso encargarse sino de algunos de su nación y acabó por llevarse parte de los prisioneros, de los cuales dio recibo. El bergantín llegado a Jamaica puso sus quejas. Después de dos consejos de guerra presididos por el Almirante Hood, habidos el 28 y 29 desde las nueve de la mañana hasta las cinco de la tarde, el capitán Morken ha sido depuesto de su grado y declarado incapaz de servir a Su Majestad Británica. Pero nos atrevemos a preguntar