gran pedestal de mármol, donde estuvo colocado algún tiempo un modelo de yeso, cuya figura era Cleopatra, como entregada al sueño y recostada a lo largo sobre un colchón.
A los lados de dicho pedestal acompañan dos largos bancos de mármol, que sirven como otros muchos que están en admirable proporción y variedad, repartidos por varios parajes y plazuelas de los jardines, paradas, descanso y recreo de los que, fatigados del paseo de los jardines, quieren lograr con comodidad agradable, la vista de muchas fuentes.
A los costados de dichos bancos, hay a cada lado una hermosa gradería de piedra de Sepúlveda para ascender al parterre y fachada del real palacio, y donde empieza el balaustraje hermoso y bien trabajado de hierro dado de azul y oro. A uno y otro lado, de dicha gradería, hay un león de mármol bizarramente sentado con una mano sobre un mundo también