Caracas, julio 3 de 1812.
(II de la República)
Mi general, amigo y señor: A virtud de lo que Vd. Me previene con fecha 30 del pasado he comunicado hoy disposición á las aduanas de mar estableciendo igual cuota de derechos á todas las banderas extranjeras amigas.
Con el fin de facilitar la introducción de víveres de primera necesidad de que tenemos tan gran escasez y que cada día se aumentará, he dispuesto también que la harina, carnes saladas, maíz y arroz la entren libre de derechos por diez meses nuestros comerciantes, y cinco a los extranjeros.
Los introductores de sal de Cumaná por unos principios mal entendidos, ó protección á algunos particulares, ó de pocos años á esta parte gozaban un privilegio en los derechos con respecto á la de los Roques que trabajaban algunos vecinos de esta provincia, que ha resultado de que se abandonen aquellas salinas y que los extranjeros sean los que las disfruten. He dispuesto también la igualdad de derechos.
Patrullo nos hará diariamente en La Guayra desde el día 5 catorce quintales de galleta que son 20 barriles. Viniendo alguno de los panaderos que están en el ejercito se hará aquí esta más pronto para la remisión y se excusa la dilación de la conducción de La Guayra y este flete más que es de tres pesos barril.
No extrañe Vd. Que le recuerde que le informé el estado de nulidad en todo por la falta de labradores, comerciantes y arrieros ahora es incomparablemente mayor con el arresto general de europeos en esta ciudad y los pueblos de su distrito: de todas estas medidas sobre las demás graves males resulta el de una general extrema escasez de alimentos de primera necesidad. Si Vd. La viera y tocara como yo, se llenaría de compasión y nada le quedaría por hacer para remediarla.
Debe Vd. Saber la verdad y yo debo decírsela.
Es de Vd. Afectísimo amigo
Q. B. S. M.
De León.
P. D.— Mr. L. Martin ha llegado a las 7 de la noche. Saldrá por la mañana para que á su satisfacción se flete y elija el buque que será lo único que detenga lo preciso su salida.
Mi general: Acabo de recibir la orden sobre Du Caylá y debo hacerle presente que ningún arbitrio ha-brá para despacharle con la prontitud que Vd. Me previno repetidamente sino darle metálico. Di la orden más precisa para que fuese el sobrecargo, pero Du Caylá se resistió á llevarle al tiempo crítico de embarcarse amenazando que no iría á la comisión de este modo, y comprometió al ministro Alustiza en tales términos que este empleado, cumplidor exactísimo de las órdenes, concibió que faltaba á la esencial si no condescendía con el empeño decidido de Du Caylá. Cuando lo supe me incomodé altamente, pero confieso á Vd. Que yo habría hecho lo mismo que Alustiza.
Afortunadamente ha vuelto al puerto y en el momento he comunicado orden para que se cumpla la de Vd. Sobre el particular, y avisaré á Vd. Las resultas. He prevenido que de no conformarse Du Caylá, se recoja el dinero.
De Vd.
León.