Caracas, 6 de julio de 1812.
Mi general: Tal es el estado actual de las cosas y han llegado aquí á tal extremo que Vd. No ignorará, que yo temo con razón que a pesar de la amistad que Vd. Me dispensa y de mi deseo de ser útil, sea envuelto en una calumnia que me prive de mi reposo y tranquilidad y lo que es más del de mi familia que es todo lo que más me interesa. Me será mucho menos doloroso ir con ella á buscar un asilo en cualquier otra parte, que el exponerme á los resultados que me anuncian otras novedades; y así, mi estimado amigo, si merezco á Vd. Alguna consideración y si puedo hacer uso de las bondades que Vd. Me dispensa, le estimaré me proporcione un medio de salir de la incertidumbre y penas que me afligen, mandándome un pasaporte para poder transportarme con mi familia donde nada pueda temer por mi persona y desde donde le daré á Vd. Pruebas siempre de interés y amistad que he tenido y conservaré siempre por Vd.
Es de Vd. Amigo afectísimo
Q. B. S. M.
De León.