Victoria, 7 de julio de 1812.
Mi querido amigo: Acabo de recibir su oficio y carta de ayer y me apresuro á contestarlos. Por lo que mira al consulado, Vd., en virtud de las comunicaciones é instrucciones que yo le hize, puede organizar, reformar ó suprimir este establecimiento, según que lo juzgue conveniente, y con esta fecha se previene á ese comandante general que ni directa ni indirectamente se mezcle en los asuntos de comercio ni de administración de rentas.
Por lo demás, amigo mío, Vd. Debe despreciar chismes, y convencido como debe estarlo de que Vd. Y yo somos uno, debe vivir tranquilo sobre estos particulares: en cuanto á enviarle su pasaporte, sería esto lo mismo que tomarme yo el mío: y así ni sueñe Vd. Semejante proposición.
Siempre suyo:
Fr. De Miranda.