Trasladado á esta capital en cumplimiento de vuestro encargo oficial de 29 de junio último, me dirigí con la reserva que me encargáis al gobernador militar de la plaza, y previa una conferencia entre el mismo y el ciudadano coronel Juan Paz del Castillo, acordamos los tres retardar la operación consabida, en tanto que publicándose el bando de la libertad de los esclavos, y advertida la sensación con que se recibía, examinábamos el estado interior del campo volante, y las opiniones particulares de sus oficiales, á quienes debíamos emplear con seguridad, para no aventurar el golpe meditado. Al mismo tiempo consideré de mi deber oficiar al comandante de la Guaira, y aguardar la contestación que os incluyo.
En cuanto á la plaza, reconocimos bien pronto, que sobre encontrarse falta de oficiales de entereza y sigilo, habiendo de contraerse á la custodia de los reos encerrados en las cárceles, á resulta de la providencia tomada contra europeos é isleños; no era posible, existiendo aun muchos por arrestarse, haber de separar de aquí los 50 hombres aptos y fieles para garantizar la empresa de pasar á la Guaira etc., vigente como lo está aún el riesgo de un movimiento popular, provocado por el descontento de altos personajes, que han roto el velo de su aparente moderación, para detestar la providencia de los esclavos; contristando con sus discursos á muchos incautos que temen más de este razgo liberal y filantrópico, que ha afianzado nuestra independencia, que por parte de los bárbaros agresores introducidos en nuestro desgraciado territorio.
Han transcurrido cinco días, y en todos ellos nos hemos ocupado en destruir falsos rumores, combinando los medios de llenar exactamente y con acierto vuestra principal comisión; y cuando ya estábamos convenidos en ejecutarla el día de ayer, y yo había oficiado á la Guaira sobre el asunto, se me informo de vuestra orden contraída al aniversario, que se ha celebrado hoy; cuya solemnidad nos pareció incompatible con los oficios que la han precedido, y de que os impondrá el documento nº 2: os ruego, ciudadano general, lo mandéis leer; y que advirtáis lo demás referente á la Guaira que explica el documento nº 1, pues en mi sentir el contexto de uno y otro, con el agregado de las circunstancias al bando de libertad, y prisión de europeos; no ha sido de nuestro arbitrio acumular nuevas atenciones, que por su peligrosa trascendencia pueden reservarse ahora, y ejecutarse en su oportunidad con mejor éxito, y precaviendo la alarma de nuestros simulados amigos, que han conseguido sin llegar á efectuarse este suceso, preocupar con hechos apócrifos al ministro venido de Filadelfia; para que se quede á bordo con su familia.
Vos conocéis bien, respetable generalísimo, el espíritu de sistema con que nos baten nuestros antípodas políticos; y yo espero á la voz, convenceros de acontecimientos fundados en la evidencia, y no producidos por mi acalorada imaginación.
El ciudadano gobernador se comporta con decoro y energía: se ha prestado á mis consejos y obedece sumisamente vuestras disposiciones; yo no me moveré de Caracas sin que me comuniquéis las que sean de vuestro agrado; y dado que estiméis por insuficientes las razones que os expongo, y que os habrá escrito el ciudadano Paz del Castillo estoy pronto á ejecutar vuestros primeros preceptos, y todos los que os dignareis intimarme.
Salud y libertad.
Caracas, 5 de julio de 1812, II de N. I.
José Cortés Madariaga.