(Reservada)
Somos, 4 de julio.
Mi general y estimado amigo:
Soy el mismo que el día en que entró Vd. á Caracas. Mi carácter se rebajaría mucho en entrar en contestaciones de ciertos chismes, porque los hombres de honor deben despreciar á aquellas almas viles, que se ocupan en este infame ejercicio. Sé que hasta mi han llegado sus tiros; pero dependiendo mi suerte de sólo mis operaciones, me burlo de todo, especialmente cuando Vd. tiene pruebas de mi firmeza, y no quiero hacerle el poco honor de que dude de ella.
Bajo de este supuesto y sentado el principio de que nadie me excede en patriotismo y en desear la gloria del generalísimo de Venezuela, diré á Vd. que asegurados todos los europeos é isleños por providencia del gobernador militar, ha recaído también en Don Francisco Aramburu que en este estado de entrar en una prisión ha escogido el presentarse á Vd. Este sujeto tiene una larga y dilatada familia; entre ella, hijos muy buenos patriotas, y relaciones de familia con jovenes que hacen importantes servicios á la patria. Es un hombre de avanzada edad y enfermo, que hace mucho tiempo, lleva una vida privada sin mezclarse en ningún negocio; una prisión va á acabar sus días por pusilaminidad y por debilidad de salud, su ruina va á poner en descontento á una porción considerable de buenos ciudadanos, y estoy seguro que es incapaz de entrar en combinaciones contra el sistema.
Todo esto me obliga á suplicar á Vd. que cuando no sea posible restituirle al seno de su familia, logre á lo menos un arresto en su casa, en donde pueda curarse, en la de algún patriota conocido que responda de su conducta. repito á Vd., mi general, que soy ingenuo, que no me intereso sin motivo, y que concluiré esta y cualquier otra carta mía, asegurándole lo primero, que hablo sin pasiones y que la salud de la patria es mi suprema ley, y lo segundo, que muy distante de abrazar á Vd. Á medias como han hecho otros, le he abrazado á Vd. Desde el principio con ambos brazos. Sírvase Vd. Confundir con esto á los chismosos. Enséñeles mi carta con fecha de ayer y entienda que es con todo su carácter su más amador:
F. Paúl.