Victoria, 31 de mayo de 1812.
Mi general muy amado:
Considerando á Vd. Muy embargado con el torrente de tenciones y cuidados que trae la guerra, me había abstenido de contestar á su última, en que me recomienda la comisión de D. Antonio de León. Este benemérito europeo con quien por acontecimientos pasados había yo cortado toda especie de comunicación ha recibido ahora de mí cuantos testimonios son imaginables de confianza y de afecto; y en cuanto a su comisión, me le he constituido garante de que sus arbitrios y planes serán inmediatamente sancionados del gobierno, ofreciéndole además que se le colocará en el seno de éste bajo la calidad de un adjunto. De este modo pruebo mi respeto á la recomendación de Vd. Y que me adhiero ciegamente á su opinión de que estando desplomada la hacienda nacional y en peligro de una bancarrota son necesarios esfuerzos extraordinarios para restablecer el equilibrio. Quiera nuestra suerte que los encuentre nuestro director y que la maldita Cámara de Caracas deponga su espíritu de ambición, dejando que nos salven los que pueden salvarnos.
Soy con la mayor consideración y respeto de Vd.,, mi general, el más fiel amigo:
F. Espejo.