(Reservada)
Mi general: Si es posible, y lo permite nuestra seguridad, quisiera que se aliviase la prisión de Josefa María Rojas y demás compañeras; esto es de se les retirase la guardia que las custodia; repito, si es posible.
Esta mujer me ha hecho mil protestas de su inocencia, y con la confianza de pariente la he invitado á que me confiese francamente, y niega absolutamente haber tenido la menor parte a favor de los enemigos.. Me asegura que ninguno es mejor testigo de su conducta que Vd. Y que lo que más siente es que Vd. Haya llegado á persuadirse contra ella.
Vd. Sabrá su cuenta y mi súplica sólo se extiende al alivio de la prisión, si es posible, considerando que unas mujeres en este pueblo nada pueden influir, porque está montado sobre otros principios. Exceptúo á cuatro ó seis cabezones, que hacen cuanto les es posible por corromper el espíritu público y que debían estar muy asegurados.
Suyo siempre:
M. J. Sanz.
Junio 20 de 1812.