Paracotos, 9 de junio.
Mi estimado conciudadano: al siguiente día de nuestra última vista, me atacó la maldita fatiga que vino á aliviarse con una pequeña efusión de sangre. Este accidente me repitió por dos ó tres veces obligándome á retirarme donde pudiera estar asistido. Efectivamente llegué aquí y á merced de la ortiga y de otros medicamentos, como que quieren cesar tales ataques. Nada me es tan sensible como el que me prive este evento de la asistencia por ahora en el ejército. Yo espero aliviarme y tener el gusto de marchar.
Sirva esta esquelita para ilustrar á Yd. Si acaso ha extrañado mi falta. Sabana de Ocumare fue intimada por los bandidos, quienes después se han retirado algunos pasos temiendo sin duda nuestras fuerzas.
Asegure Yd. Mis respetos y consideraciones al P. Martel y á las señoritas.
Yo cuento con ir pronto á esa capital á algunas diligencias y tentaré entonces el estado de mi rotura. ¡Ojalá este perfectamente soldada! Nos veremos.
Soy con la más alta consideración de Yd. Affmo. Servidor.
T. Lander.