La Guaira, 4 de julio de 1812.
Mi general:
Estaba á punto de embarcarme, cuando una orden del Director general, dirigida al de esta aduana me ha anunciado que V. E. había dispuesto que me acompañase un sobrecargo custodiando los 6,000 pesos que se me ha hecho entregar.
La manera poco delicada con que se ha llevado á cabo semejante medida, me ha herido de un modo sensible.
En un principio tomé la resolución de renunciar á la comisión que me ha encargado V. E. y pedirle mi pasaporte, á fin de retirarme de nuevo a la soledad que abandoné para seguir vuestras banderas, á fin de devorar en ella la humillación de semejante proceder; pero tranquilizado por la pureza de vuestras intenciones, y persuadido hasta la evidencia de que han sugerido á V. E. una falsa medida, y de que esto procede de administradores minuciosos y poco conocedores de la lealtad de un militar lleno de honor, me he decidido á continuar desempeñando su misión.
Haré cuanto esté de mi parte para cumplir vuestras intenciones con exactitud, porque conozco la importancia que dá V. E. á este asunto.
A mi regreso volveré á entrar en la clase de que siento haber salido, puesto que no he logrado inspirar á V. E. la confianza que merezco, y á vuestros administradores, la que se debe á un oficial honrado.
Tengo el honor de ser, mi general con el mayor respeto de V. E. affmo. S. S. y subordinado:
J. Du Caylá.