Guaira, 5 de julio de 1812.
Mi querido Carlos:
Me ha entregado tu carta Mr. L. M. Martín, y ciertamente se presenta dificultad en su pronta partida con motivo de no haber en la rada un buque menor, pues todos los que había aquí fueron á Cumaná por las tropas y el único que quedó fue la goleta Erin que salió ayer con Delpech: tendrá que esperar algo entretanto que recala alguno de Puerto Cabello, Cumaná, Barcelona, etc., y hoy mismo se ha avisado por el vigía una goleta á sotavento. Yo le he dicho se vea con el ministro para quien trae la orden del director.
Acabo de recibir orden del generalísimo para que el comandante de artillería de esta plaza C. Juan Jugo pase á tomar el mando de la de Caracas: está muy bueno. Antes he hecho presente que esta guarnición sólo tiene doscientos reclutas muy mal armados, pues apenas hay cien fusiles en estado de servicio y los otros, aunque he pretendido componerlos, no se me ha enviado un armero que por seis veces he pedido á Caracas. De estos doscientos hombres se descuentan cuarenta artilleros que continuamente están disponiendo municiones en el parque para el ejército y últimamente para Puerto Cabello y otros tantos en formar los caneyes de todas las fortificaciones que fueron arruinadas con motivo del terremoto; y con ciento veinte hombres podré yo guardar esta plaza y atender a más de cuarenta presos que no tienen más seguridad que su guardia por no haber un edificio sano donde tenerlos? Y podré poner una custodia correspondiente al Y. A. con esta miserable guarnición ? A todo esto se agrega que no tengo un oficial de la menor disposición ni para ejecutar bien una orden; estoy sin un mayor; y últimamente se llevan al comandante de artillería. ¿Y quién llevará el peso de este gran parque que provee á todos los puntos de municiones? ¿Cómo podrán remitirse las diarias porciones de estos artículos al ejército? El generalísimo lo dispone y será exactamente cumplido, pero para colmo de todos estos males se agravan mis pujos de tal suerte que no sé como estoy en pié y eso sin poder salir de casa porque menudean sobremanera. En eso sin poder salir de casa porque menudean sobremanera. En este estado es indispensable que se me releve ó envíe un oficial que siquiera ejecute lo que yo disponga, siendo de toda confianza y desempeño.
Ha venido Scott á tierra, y después de algún trabajo hemos conseguido por fin su resolución de marchar á Caracas: ahora mismo voy á pedir á Ribas las muías y alojamiento.
Te reitero que estoy malo y que cuando menos necesito se me envíe un oficial de carácter y firmeza más que conocimientos, y si posible es, dos subalternos. En cuanto á tropa, espero se me prevenga la que debo dejar de la que venga de Cumaná, pues yo auxilié al ejército con 300 hombres de esta guarnición en el concepto de que me venía igual número de Choroní y Ocumare, según me lo aseguró aquel comandante; pero esto no se ha verificado y mi plaza está en el mayor peligro.
Estoy malo.— Adiós.
Casas.