Colombeia

donde advertimos un hermoso Palacio, con una hermosa huerta, donde suele habitar este Señor, hasta llegar a una fuente o noria, que llaman la Fuente del Agua, y dista 5 leguas de la jornada que traemos. Aquí fue preciso hacer mediodía con alguna provisión que traíamos de bacalao y huevos, en campo raso y al sol, por no haber siquiera un arbolito en todo aquel campo. A las tres salimos a hacer noche en la ciudad de Erija, a 5 leguas de distancia. Es una ciudad hermosa, rodeada del río Genil y tiene un buen puente para salir de la ciudad.

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Este día seguimos nuestro viaje hasta llegar a las once a la gran Carlota donde comimos. Es de las nuevas poblaciones que se han hecho de colonos alemanes, y todo el camino, a un lado y otro está lleno de casas, lo que lo hace muy divertido y apacible. En tres leguas todo está sembrado y bien cultivado. A las dos seguimos por el mismo camino hasta que llegamos a la ciudad de Córdoba, que dista de aquella población 5 leguas, célebre por su Catedral que es obra de Moros. Tiene 365 columnas de Jaspe, y con las que sirven de arrimo a las paredes, 742. El Coro es obra magnífica, y llama la atención una Imagen de Cristo Cruci­ficado que está en una de dichas columnas, hecha por un cautivo con la uña del dedo, perfectamente. Se muestran en medio de dicha Iglesia, con una reja de hierro, las mazmorras donde solían poner los Moros a sus cautivos. A la salida hay un hermoso y delicioso Patio que llaman de los Naranjos. Está lleno de estos árboles y tiene muy hermosas fuentes y cipreses. La Plaza Mayor, la Fuente del Potro y el puente que tiene a la entrada del Guadalquivir son famosos. Tiene asimismo en medio de este río (que pasa por su orilla y navega en barcas) muchos molinos, y barcas que sirven de mucha diversión. Unas campiñas de árboles frutales y trigos la hacen muy deliciosa.

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A las seis de la mañana salimos de Córdoba, y a las doce llegamos a la venta del Carpio, que está a 5 leguas. Aquí se ve una máquina célebre que eleva el agua por sí misma del río (el Guadalquivir) más de cincuenta varas de alto y en tanta cantidad, que basta para regar 25 huertas que tiene allí el Duque de Alba (a quien pertenece este Señorío) y más de seis mil pies de Olivo. La villa principal está allí inmediata, sobre una cima, como a un tiro de fusil. A las dos seguimos hasta llegar a Aldea del Río, que está a 3 leguas, y aquí hicimos noche.

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A las seis salimos de Aldea del Río, y a las once y media llegamos a la ciudad de Andújar, que dista 4 leguas, por un camino todo sembrado de olivos. Es una población regular, y hay infinitos alfareros que trabajan muy buena loza. A las dos y media seguimos la jornada, y a las seis y media llegamos a la venta del Rey, que dista 3 leguas por los mismos olivares. A un lado y