Colombeia

pues aunque en el interior, era raro el que no lo detestaba, todos lo exterior le favorecían: En estas circunstancias, y en las [cotejar] poder por mí solo, seguir el juicio (a razón de las demás graves atenciones que me necesitaban) no sabía a quien nombrar [cotejar] Asesor y Conjueces míos: no ignoraba que Don Francisco López Gamarra, Fiscal de Real Hacienda y Auditor de Marina, era (a menos en lo visible) amigo de los reos: pero atendiendo [cotejar] empleos, opinión y literatura, hube de forzar su resistencia a que fuera uno de los elegidos, con el Teniente General que lleve [cotejar] España, Don Sevastián, más Yllopis, y el Marques Justo Santa Ana, Ministro de aquel Tribunal de Cuentas: La segu[cotejar] atención fue, no empeñar mucho las declaraciones (una [cotejar] los hechos eran tan notorios) por no comprometer al Gr[cotejar] Albemarle estimado del Rey de Inglaterra; que había [cotejar]nido la mayor parte de interés, en las vejaciones hechas [cotejar] Peñalber: pues en este caso podría aquella Corte salir [cotejar] defensa, alegando que la exacción al Clero, por todos títul[cotejar] le era permitida: que el tomar los caudales de los ausentes era derecho de Conquista: que las vejaciones del País eran be[cotejar]cios, y auxilios permitidos: que el envío de la fragata, había un preliminar amistoso de una Paz apetecida de Todos, [cotejar] lo expuesto no es más que instruir a Vuestra Excelencia por mayor de [cotejar] Ordenes Expresas que del Rey tuve, y de mi manejo en el particular (que fue arreglado en todo lo demás) para entrar en [cotejar] objeto que por el regular y debido conducto de Vuestra Excelencia motiva esta representación que rendida dirijo a Su Majestad para redimir desordenes que ha ocasionado el posterior manejo de [cotejar] dependencia: Con admiración de toda la Isla de Cuba, y aún de la [cotejar]ma Inglaterra se ha visto el fin de esta ruidosa Causa: [cotejar] que los Reos llegaron a España con ella (no obs-tante ha ve[cotejar] actuado como de Estado) fue remitido al Consejo de Indias
pues aunque en el interior, era raro el que no lo detestaba, todos en lo exterior le favorecían: En estas circunstancias, y en las de no poder por mí solo, seguir el juicio (a razón de las demás graves atenciones que me necesitaban) no sabía a quien nombrar por Asesor y Conjueces míos. No ignoraba que Don Francisco López de Gamarra, Fiscal de Real Hacienda y Auditor de Marina, era (a menos en lo visible) amigo de los reos; pero atendiendo a sus empleos, opinión y literatura, hube de forzar su resistencia a que fuera uno de los elegidos, con el Teniente General que lleve de España, Don Sevastián Mas Yllopis, y el Marques Justis de Santa Ana, Ministro de aquel Tribunal de Cuentas. La segunda atención fue, no empeñar mucho las declaraciones (una que los hechos eran tan notorios) por no comprometer al General Albemarle estimado del Rey de Inglaterra; que había tenido la mayor parte de interés en las vejaciones hechas por Peñalber. Pues en este caso podría aquella Corte salir a su defensa, alegando que la exacción al Clero, por todos títulos le era permitida. Que el tomar los caudales de los ausentes era derecho de Conquista. Que las vejaciones del País eran beneficios y auxilios permitidos. Que el envío de la fragata, había sido un preliminar amistoso de una Paz apetecida de Todos. Todo lo expuesto no es más que instruir a Vuestra Excelencia por mayor de las Ordenes Expresas que del Rey tuve y de mi manejo en el particular (que fue arreglado en todo lo demás) para entrar en el objeto que por el regular y debido conducto de Vuestra Excelencia motiva esta representación que rendida dirijo a Su Majestad para redimir desordenes que ha ocasionado el posterior manejo de los desordenes que ha ocasionado el posterior manejo de esta dependencia. Con admiración de toda la Isla de Cuba, y aún de la misma Inglaterra se ha visto el fin de esta ruidosa Causa. Luego que los Reos llegaron a España con ella (no obstante haberse actuado como de Estado) fue remitido al Consejo de Indias