Colombeia

la aprehensión en Trinidad de la Goleta del mando de Dn. Josef López, con la persona de Nieto, y correspondencia de Ruiz, bajo el Expediente No 10) recomienda el mismo los peligros de la vida del Confidente, las precauciones que deven tomarse, las fatales resultas, y lo que es necesario precaberse, hasta satisfacer los reparos que entonces me hacia el Comandante de Marina en iguales términos que ahora los haze el propio Yntendente, con decirme á la letra: "Los que saben del asunto desde su principio, conocen ser indispensables ápariencias de la empresa, lo que otros que la ignoran atribuyen á ne-gociación clandestina, sin reflexionar que en estas graves materias nunca sobra el Arte, la precausion, ni las exterioridades que esconden la verdadera idea del pensamiento.—Bajo de este concepto no es dudable que la introducción de los efectos es legitima, y por consiguiente que el Buque debe dejarse en "libertad para que venga á el Puerto de su destino con algún pretexto que esconda el secreto motivo que la inspira'". Por que si hiciese reminiscencia de estos antecedentes, asegurándole yo que lo que se conducía era con mi permiso, y por justas causas, no desconocería la facultad con que procedo au-thorizado, según dha. Rl. Orden, ni el uso de los medios que anteriormte. Tenia adoptados, y que no deviendo extrañarlo sin irreflexión de lo dicho, tampoco devia contradecirlos sin expo¬nerse á que se le respondiera lo propio; y tal vez se presumiera (de que estoy mui lejos) que los ponde
la aprehensión en Trinidad de la goleta del mando de Don Tose López, con la persona de Nieto y correspondencia de Ruiz, bajo el expediente N° 10) recomienda el mismo los peligros de la vida del confidente, las precauciones que deben tomarse, las fatales resultas y lo que es necesario precaverse hasta satisfacer los reparos que entonces me hacía el Comandante de Marina, en iguales términos que ahora los hace el propio Intendente, con decirme a la letra: "Los que saben del asunto desde su principio, conocen ser indispensables apariencias de la empresa, lo que otros que la ignoran atribuyen a negociación clandestina, sin reflexionar que en estas graves materias nunca sobra el arte, la precaución ni las exterioridades que esconden la verdadera idea del pensamiento. Bajo este concepto no es dudable que la introducción de los efectos es legítima, y por consiguiente que el buque debe dejarse en libertad para que venga al puerto de su destino con algún pretexto que esconda el secreto motivo que la inspira". Porque si hiciese reminiscencia de estos antecedentes asegurándole yo que lo que se conducía era con mi permiso y por justas causas, no desconocería la facultad con que procedo autorizado según Real Orden, ni el uso de los medios que anteriormente tenía adoptado y que no debiendo extrañarlo sin irreflexión de lo dicho, tampoco debía contradecirlos sin exponerse a que se le respondiera lo propio, y tal vez se presumiera (de lo que estoy muy lejos) que los ponde