Colombeia

raba el sentimiento de no haversele comunicado, desde su origen este negocio: siendo asi que aunque no lo requiera dha. Rl. Orn. lo habría hecho por la particular confianza que merecia su integridad , y celo, si fuese premeditada su ocurrencia. Suspendí por esto la remisión de aquel oficio, y solo le avisé pr. el de 17 de dho. mes No 9. tener dada la orden de qe. el Equipage de mi Edecán, por contener papeles, y asuntos de es¬tado, que unicamte. dcvian revelarse á S. M., y hacían privati¬vo á mi su conocimiento, se depositase en el Castillo de la Pun¬ta, en quarto separado á presencia de algún Ministro de rentas, trayendome las Llaves, para conservarías, Ínterin que para su satisfacción pasábamos personalmente los dos á examinarlo, y que si quería podría hacer poner por su parte, otra cerradura, y llave á él Deposito. Pero á buelta de este comedimiento mió (en que únicamen¬te me propuse disiparle las impresiones bulgares) me dice en oficio de igual fha. No 10.—Que con cierta noticia de conducir¬se en los Parlamentarios considerables Caudales empleados en géneros y efectos del Dueño de ellos, su negociador, y de lo ocurrido en Jamaica y Trinidad, sobre el dinero conducido de aqui, havia dispuesto que el resguardo montado, esperase el contravando en el camino de Batavanó: Que aprehendió tres Carretas cargadas de géneros, y efectos preciosos, y trayendolas para esta Ciudad, se le embarazó de mi orden su entrada por la Puerta de la Muralla: Que me pasó recado, y le contexto ser cierta la orden: Que en el intermedio recibió mi anterior Oficio; y sin embargo de su tenor continua afirmando, que
raba el sentimiento de no habérsele comunicado, desde su origen, este negocio; siendo así que aunque nc lo requiera dicha Real Orden, lo habría hecho por la particular confianza que merecía su integridad y celo, si fuese premeditada su ocurrencia. Suspendí por esto la remisión de aquel oficio y sólo le avisé por el de 17 de dicho mes, Nº 9, tener dada la orden de que el equipaje de mi Edecán, por contener papeles y asuntos de Estado que únicamente debían revelarse a S. M., y hacían privativo a mí su conocimiento, se depositase en el Castillo de la Punta en cuarto separado, en presencia de algún ministro de Rentas, trayéndome las llaves para conservarlas, ínterin que para su satisfacción pasábamos personalmente los dos a examinarlo y que si quería podría hacer poner, por su parte, otra cerradura y llave al depósito. Pero a vuelta de este comedimiento mío (en que únicamente me propuse disiparle las impresiones vulgares) me dice en oficio de igual fecha Nº 10, que con cierta noticia de conducirse en los Parlamentarios, considerables caudales empleados en géneros y efectos del dueño de ellos, su negociador, y de lo ocurrido en Jamaica y Trinidad sobre el dinero conducido de aquí, había dis­puesto que el resguardo montado, esnerase el contrabando en el camino de Batabanó; que aprehendió tres carretas cargadas de géneros y efectos preciosos y trayéndolas para esta ciudad, se le embarazó de mi orden su entrada por la Puerta de la Muralla; que me pasó recado y le contesté ser cierta la orden; que en el intermedio recibió mi anterior oficio y sin embargo de su tenor, continúa afirmando que