Colombeia

términos, y aun mas ventajas que los qe. difiere el Parte remitido entonces á V. E. El retorno del expdo. Comboi á este Puerto no fue con menos felicidad, aunque con algún retardo por la contrariedad de los tiempos, pues ni un hombre siquiera pereció, ni huvo mas perdida que la de dos pequeños transportes que separados del grueso del Comboi caieron en manos de un Corsario de Charlestown; y ia vé U. que entre sesenta, ó setenta velas de que se componía, no dirá nadie, que sepa como andan nuestros comboies, que esta sea perdida. Las abultadas especies de poca inteligencia; mal manejo y riesgos á que ha estado expuesto, y desemboque que tuvo el Comboi huiendo, ó arrastrado por las corrientes del Canal de Bahamas, braseaje de este &c. son como llevo dho hechos tan notoriamte. contrarios, que no merecen discusión, y á no estar io mui persuadido de qe. nadie en el dia los creé menos, que el mismo que los escrivio; me tomaría con gusto la pena de disuadírselos. Esto es en substancia lo que ha pasado: lo que con mas Detall he comunicado en diversas ocasiones á V. E.: y lo que save igualmte. por mi el Sr. Ministro de Yndias: si pa la Ynstruccion del Rey se necesitase alguna otra noticia sobre dhos. Particulares, desde luego estoi mui
términos y aún más ventajas, que los que difiere el parte remitido entonces a V. E. El retorno del expedido convoy a este puerto no fue con menos felicidad, aunque con algún retardo por la contrariedad de los tiempos, pues ni un hombre siquiera pereció, ni hubo más pérdida que la de dos pequeños transportes que separados del grueso del convoy, cayeron en manos de un corsario de Charlestown; y ya ve V. que entre sesenta y setenta velas de que se componía, no dirá nadie que sepa como andan nuestros convoyes, que ésta sea pérdida. Las abultadas especies de poca inteligencia, mal manejo y riesgos a que ha estado expuesto y desemboque que tuvo el convoy huyendo, o arrastrado por las corrientes del Canal de Bahamas, braceaje de éste, etc., son como llevo dicho, hechos tan notoriamente contrarios que no merecen discusión y a no estar yo muy persuadido de que nadie en el día los cree menos que el mismo que los escribió, me tomaría con gusto la pena de disuadírselos. Esto es en substancia lo que ha pasado. Lo que con más detalle he comunicado en diversas ocasiones a V. E. y lo que sabe igualmente por mí el señor Ministro de Indias. Si para la instrucción del Rey, se necesitase alguna otra noticia sobre dichos particulares, desde luego estoy muy