a un evidente sacrificio, la intentó en los principios, pero conoció que no podría poner en salvo todas sus naves; resuelto pues a seguir el partido más glorioso y vender cara a los enemigos una victoria que les aseguraba su triplicado número de fuerzas, se trabó un combate acaso el más desigual y sangriento que se ha visto en todo el siglo. Cada navío español fue acometido por tres o cuatro ingleses a un tiempo que encontraron una heroica oposición. El "Santo Domingo", al cabo de dos horas de pelea, tuvo la desgracia de volarse; el "San Lorenzo" que había ido en su ayuda después de haber hecho mucho daño en los enemigos, logró retirarse a Cádiz donde habían entrado las fragatas y los buques que se separaron de la Escuadra. Dos navíos que había ya apresado el enemigo, favorecidos por una furiosa borrasca que se levantó casi al mismo tiempo, aunque desarbolados y con alguna tripulación inglesa, arribaron felizmente al mismo puerto. Los tres restantes navíos, de que no se tiene aún noticia fija, entre ellos el "Comandante", estaban al día siguiente peleando todavía contra toda la Escuadra Inglesa. El daño que ésta ha recibido de la borrasca y del combate lo manifiestan los efectos, y aun se cree sea mayor de lo que hasta ahora se sabe. Dos navíos ingleses llegaron a Lisboa