Colombeia

términos que se han indicado, le hizo la suia, pa­ra manifestarles, que ya havia concluido, y que el que seguía era sin bala, ni municiones, solo para intimidar las Tropas de la trinchera, e impedir al Soldado, que sacase la cabeza fuera del Parapeto… Efectibamente, luego que los Enemigos, que estaban emboscados, a cortissima distancia de nuestra Trinchera, la percivieron (fue una Bandera Blanca) se arrojaron con Bayoneta calada en numero de 80. sobre nuestras tropas, y reducto, que Atacaron por la Espalda… Elsoldado que sepultado en su Trinchera no aguardaba semejante Biesgo, y tenia arrimadas las Armas; El oficial que incauto se puso a comer, y por consecuencia se separó de la vigilancia, que el momento Bequeria; Y el centinela Bisoño que, obserbaba solo a su fuerte, y con tan poca atención, que no vio las señales extraordinarias del fuerte; se hallaron sorprendidos, y se entregaron a una fuga precipitada, que introdujo un general desorden en todas las demás tropas, que se hallaban acia aquella parte no tubo en estas circunstancias, el Enemigo, el menor embarazo de apoderarse del Beducto del extremo, que abandonamos inmediatamte Y siguiendo con la Bayoneta a cuantos huian por la trinchera adelante, hirieron, y mataron impugnemte quantos encontraron en todo el Ramal intermedio, entre este Beducto, y el segundo que estaba distante 50 toesas del otro; Y apoderándose de este ygualmente, nos clabaron cuatro piezas de Artillería que aqui teníamos; pusieron fuego a los afustes, y faginas, reductos, y trincheras, y se retiraron Llebandose los cubiertos de plata que encontraron sobre la Mesa del Comandante de la Trinchera, las Ebillas y Dinero de los Muertos, y heridos, (que ascienden a treinta y cinco o quarenta—De su parte, solo tuvieron un Sargento herido, que luego murió, y todos se retiraron sostenidos de los otros 120 hombres, que les aguardaban en el Bosque, gritando con Alborozo, y tirando los sombreros por el Ayre… Nuestro Mayor Gral. (que obra con nimia confianza en estos asuntos) pudo apenas llegar con algunas tropas, cuando los Enemigos se havian ya retirado; y reti
términos que se han indicado, le hizo otra señal para manifestarles que ya había concluido, y que el fuego que seguía era sin bala ni municiones, sólo para intimidar las tropas de la trinchera e impedir al soldado que sacase la cabeza fuera del parapeto. Efectivamente, luego que los enemigos, que estaban emboscados a cortísima distancia de nuestra trinchera, la apercibieron —fue una bandera blanca— se arrojaron con bayoneta calada en número de 80 sobre nuestras tropas y reducto, a las que atacaron por la espalda. El soldado, que sepultado en su trinchera no aguardaba semejante riesgo y tenía arrimadas sus armas, el oficial que incauto se puso a comer y por consecuencia se separó de la vigilancia que el momento requería, y el centinela bisoño que observaba sólo a su fuerte, y con tan poca atención, que no vio las señales extraordinarias del fuerte, se hallaron sorprendidos y se entregaron a una fuga precipitada que introdujo un general desorden en todas las demás tropas que se hallaban hacia aquella parte. No tuvo el enemigo, en estas circunstancias, el menor embarazo en apoderarse del reducto del extremo que abandonamos inmediatamente. Y persiguiendo con la bayoneta a cuantos huían por la trinchera adelante, hirieron y mataron impunemente a cuantos encontraron en el ramal intermedio, entre este reducto y el segundo, que distaba 50 toesas del otro. Y apoderándose igualmente de éste, nos clavaron cuatro piezas de artillería que aquí teníamos, pusieron fuego a los afustes y fajinas, reductos y trincheras y se retiraron llevándose los cubiertos de plata que encontraron sobre la mesa del Comandante de la Trinchera, las hebillas y dinero de los muertos y heridos que ascienden a 35 o 40. De su parte, sólo tuvieron un sargento herido que luego murió y todos se retiraron sostenidos por los otros 120 hombres que aguardaban en el bosque, gritando con alborozo y tirando los sombreros al aire. Nuestro Mayor General —que obra con nimia confianza en estos asuntos— pudo apenas llegar con algunas tropas, cuando los enemigos habían ya desaparecido, y reti