embarco y desde el anochecer se ejecutó con todo el primor imaginable, encargado de este gran suceso y de cubrir la retirada D. Victorio de Navia, a cuya gran conducta, presencia de espíritu y conocimiento militar, debemos todos la vida, particularmente mi batallón, que ya era de día y estaba aún por embarcar, sosteniendo toda la noche el reembarco de todo el ejército y después, el de los otros batallones nuestros.
El que más esperaba en este conflicto, era quedar esclavo; pero nuestro héroe de Navia los burló con tales estratagemas que sin pérdida de persona alguna ni de la suya, que fue la última, tomamos nuestras barcas con el agua al cuello.
Yo me he hallado en este suceso desde el principio hasta el fin, del que he salido sin la más leve lesión, aunque un balazo me rompió el fusil y tres otros me dieron en las piernas sin hacerme cosa alguna. Han muerto cuatro oficiales nuestros, que son Calderón, Aranguren, Latadi y Landa. Cadetes: Carreras y Santirso. Han salido heridos, que yo sepa, Asalto, Navia, Pimentel y hasta 26 entre oficiales y cadetes.