Caracas, 8 de julio de 1812.
Mi general: Le incluyo á Vd. Una carta del ministro de La Gruayra, por lo que vendrá Vd. En conocimiento de que no hay hombres que beneficien los frutos y del funesto resultado de desacreditarnos por no llenar las contratas que hemos contraído. Por más diligencias que he hecho, por órdenes las más activas que he dado, no he podido acopiar ni añil, ni café, ni ningún fruto, con que hacer las negociaciones con los buques que llegan, que más bien quieren retornar sin venderlos que hacerlos á papel moneda. Si yo no puedo hacerlo, considere las dificultades que encontraran los particulares, para hacer compra alguna y el resultado seguro de la paralización total del comercio.
Merece toda la atención de Vd., mi general, el poner un remedio á este grave mal. Yo por más que pienso no lo encuentro, y ocurro a las sabias disposiciones de Vd. En tan apuradas circunstancias, que habiendo tomado la disposición hace diez días de embargar todos los frutos que entran en la ciudad, apenas he podido reunir setenta quintales de café. Esto dará más que nada á Vd. Una idea del estado en que se hallan las cosas por la falta de quien beneficie los frutos.
Las mismas causas influyen en la absoluta falta de víveres que se experimenta en esta ciudad, en tales términos que nada entra de los pueblos circunvecinos y el vecindario se encuentra casi pereciendo. A mi me parece que sin que se quitasen los hombres necesarios al ejército, podría concillarse esta importantísima materia, cuya resolución espero verá Vd. Con la consideración que merece, en inteligencia que me ha parecido absolutamente de mi deber hacérselo á Vd. Presente, cuando veo entorpecidas mis providencias y sin poder realizar mis deseos con respecto á llenar la confianza que he merecido de Vd.
De Vd. Amigo afectísimo:
A. P. de León.
P. D.—También incluyo á Vd. Para que quede instruído del estado de este pueblo, el oficio que me ha pasado el ciudadano José Ventura Santana y su contestación.