Guaira, 7 de julio de 1812.
Mi estimado amigo y señor: Son las cinco de la tarde y no parece embarcarse Mr. L. Martín. Ya es regular que á lo más pronto no sea su salida hasta mañana.
Hoy remito 58 barriles de harina y 42 fanegas de maíz. De esta última especie es toda la que estaba desembarcada.
Ha sido preciso dejar algunas muías para tabaco que también sube, 18 para harina, y algunas inútiles para otra cosa, llevan cada una un poco de sal, que también es artículo muy preciso.
El sábado sólo bajaron 16 mulas, ayer 33 y hoy 176, la mayor parte incapaces de conducir harina.
No hay hombres para beneficiar café, que es a lo que se podrían a justar las carnes, aunque pocas; y con el retardo en venir el correspondiente á las negociaciones pendientes y de que están encargados Medranda y Eduardo, estamos desacreditados. Los americanos no quieren ni oir hablar de cambio alguno. Un negocio bonito de ropas que existen en la Aduana tratan de reembarcarlo, y lo mismo hacen hasta con un barril de carne si no se les apremia para lo contrario. Este apremio tampoco es bueno y antes sí muy malo, debiendo producir consecuencias del todo opuestas á nuestro interés principal. El remedio es proporcionar algunos brazos para los trabajos con la debida seguridad de que no sean movidos de ellos, pero parece que no hay esperanza en esto, cuando se llaman hasta los esclavos á las armas, bien que he pensado yo que esto sea política para que no se unan á los de Curiepe en sublevación, según oigo. Con un bote están incomodando toda la costa de barlovento y esta noche debe salir esta falúa con cuatro pedreros y 21 hombres de fusil para reconocerlo y arruinarlo ó ahuyentarlo en cuanto sea posible.
Queda siempre afectísimo amigo y servidor.
Q. B. S. M.
José de Alustiza.