Caracas, 27 de mayo de 1812.
Mi amado general:
He hecho cuanto me ha sido posible para la pronta ejecución de las órdenes de Vd. Con respecto á oficiales y tropa que deben ir á ese ejército.
Carabaño ha oficiado á Vd. Sobre el particular y saldrá hoy ó mañana una división de 309 hombres, con Leandro Palacios, con algunos de los oficiales que Vd. Ha pedido. Yo no estoy al cabo de las excusas de algunos; pero según me ha expresado Carabaño, no van todos. Estoy cierto de la actividad de sus órdenes; en lo demás Vd. Resolverá. Hago diligencias para reclutar extranjeros, y todos los que puedan irán con la brevedad posible, bien que ya hay pocosbque no estén ocupados, ó que quieran hacerlo voluntariamente, sin embargo que yo no perderé ocasión.
Se trabaja en la construcción de sillas. Se han reclutado muchas, y los talabarteros han ofrecido al gobierno entregar ciento semanalmente, que con las que se recojan en los pueblos, se reunirá una partida regular. No ha podido hacerse la primera remisión que anuncié á Vd. Porque ha sido preciso componer las que pertenecían al Estado, y el tiempo no ha sido tan corto como yo calculé. Picornell ha trabajado bastante en esto, y con respecto á su empleo, sino es que me engaña mi bonhomía, se porta con actividad y celo. Es infatigable en el trabajo, y persigue con calor á los enemigos del sistema.
He hablado con Basilio y en la semana próxima comenzará á salir de nuevo el periódico, gracias á la generosidad de Vd. Y á su infatigable amor á la libertad.
Mi general: puesto que á Vd. Le debe ser útil conocer lo que aquí pasa, y que yo observo de cerca todo cuanto puedo, me parece no debe Vd. Olvidar los tribunales de justicia (si acaso se extienden las facultades de Vd. Á esto, pues ye hast ahora no sé el resultado de la conferencia, porque me lo han ocultado) y principalmente este de Caracas. Si se exceptúa á Francisco Paúl que está ahora en el poder ejecutivo, los demás jueces para nada sirven. Tejera, es débil y medio corrompido, Arévalo tímido y no muy patriota. Ascanio nulo, Olmedilla hombre de bien, pero irresoluto, Sosa egoísta y bribón, y el secretario Díaz Casado el mayor picaro que ha producido Venezuela. Ya han comenzado sus intrigas, y todo el mundo se queja de él. En consecuencia de sus tramas, ya ha dado comisión el poder judicial á Mérida que es su hermano, para inventariar y embargar los bienes de algunos reos, de lo que resultará que ellos y no el Estado se aprovecharán. El P. E. no ha podido ver esto con indiferencia y acaba de oficiar para que se le quite la comisión, y se dé á un hombre de probidad, lo que prueba más que nada el manejo de aquellos. Mi general: Que quedemos libres de esta plaga, y que la administración de justicia, este santuario de la libertad no esté tan envilecido.
Mi familia ha visto con placer que Juancito llena los deberes de soldado de la patria. Se acuerda Vd. Siempre con ternura y entusiasmo y yo quedo como siempre su más apasionado amigo:
V. Salías.