Documentos 1811-1816

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Caracas, 22 de junio de 1812. Mi general: Tarde es ya cuando esta gente ha conocido el peligro y ha soltado la autoridad que ha querido tan porfiadamente sostener; pero por último á la venida de Ribas las cosas han tomado otro aspecto, y veo una actividad en lo militar que habían tanto tiempo entorpecido. Vd. Puede, mi general, expedir cualquier orden en la inteligencia que nada hacen sino sometidos á Ribas. Lo he observado así desde su llegada y me parece conveniente advertírselo á Vd. Para que obre en consecuencia y esté entendido del estado actual de esta ciudad. La Guaira está enteramente segura de no obedecer á otra autoridad que á Vd., y Casas y Peña no dejan ni siquiera embarcar á nadie sin pasaporte de Vd. Peñalver está en este caso rabiando por no poder embarcarse, según me ha dicho Molini que fue á la Guaira á preparar sus cosas para embarcarse á Inglaterra. Ambos manifiestan una firmeza inalterable y aquel punto en esta parte está completamente seguro. Me ha dicho Ribas que hoy saldrán para ese cuartel general más de 500 hombres y se continúan las reclutas de gente, de suerte que ahora irán diariamente cuantas se cojan. Muchos van contentos, pero algunos isleños que también van deben celarse, porque esta maldita gente se ha declarado la más tenaz contra nosotros. Los considero perjudiciales en el ejército y aquí temibles, por la debilidad en que vamos quedando. ¿Cómo salir de esta canalla, mi general? Le hablaré á Vd. Por la primera vez de don Antonio León: no lo había hecho antes porque no había observado lo suficiente para no aventurar mi opinión. En cuanta á las rentas es extremadamente económico y exacto, no da un solo real á nadie, y aun ha resistido órdenes del gobierno con respecto á algunos libramientos de sueldos aunque pequeños que ha hecho contra las cajas sobre adelantamientos de sueldos. Hubiera puesto ya en práctica algunos proyectos bastante útiles, si las circunstancias lo hubieran permitido, y puedo asegurar á Vd. Con la mayor franqueza, que en el momento que nos desembarazemos un poco de los enemigos, las rentas van á mejorar mucho en sus manos. Cada vez que viene una noticia del ejército, sea particular, conmigo, sea generalmente hablando, con todo, le veo tomar mucho interés por la suerte de nuestras armas, y ayer antes del parte de Vd. Estaba en la viva inquietud, la que calmó con la noticia de nuestra victoria; es cuanto puedo decir á Vd. De sus opiniones. Trabaja incesantemente y con preferencia todo lo del ejército, bien que estoy yo aquí para no perder un momento. Yo no sé, mi general, si en mis observaciones que antes he hecho á Vd. Ó en las que siempre le haga, y que continuaré, me equivoco pero crea Vd. Que siempre le presento las cosas como las veo, como las siento, y de modo que Vd. Siempre advierta en mí el más ardiente deseo de la prosperidad de la patria, y de darle á Vd. Conocimientos exactos sobre todo. Queda siempre seguro y sincero amigo de Vd. V. Salías.