Guaira, 27 de junio de 1812.
Mi general: He visto dos cartas, una del secretario ciudadano José Sata y otra del ciudadano Carlos Soublette, desaprobando é increpando á nombre de Vd. La conducta de mi compañero el ciudadano Manuel María de las Casas, en no haber admitido la goleta de la República Haytí en que dicen venían treinta pasajeros resueltos á tomar las armas para defender la libertad é independencia de nuestro suelo.
Son chismes con que se pretende desacreditar á Casas, y ver de qué manera le descoceptúan con Vd. Es verdad que no se admitió el desembarco de la gente que traía dicha goleta, que consistía en un padre de familia con su mujer y siete hijos, después de haber yo mismo preguntado en francés si quería tomar las armas para defender este suelo, y de habérseme contestado que venía á buscar alguna manera de vivir sin expresar que oficio tenía. Los hijos eran dos pequeños; y sí quedó en tierra un solo pasajero que venía útil para la guerra.
Hubo también el antecedente de que esta goleta arribó primero á Puerto Cabello y allí se le puso un decreto en sus papeles en que se decía que no convenía ni á la política, ni á los intereses de este país, la admisión del buque, el cual no tomó este puerto, sino que llegó á Naiguatá, de donde dio parte un oficial y se le mandó venir, después de lo cual se ordenó que continuase su marcha. ¿Cómo es posible que Vd. Llegase á creer que procediendo Casas y yo de tan buena fe en la defensa de nuestro sistema, desechásemos treinta hombres que voluntariamente quisiesen tomar las armas, cuando no ha quedado en este punto un hombre útil que no haya marchado al ejército? Nuestras opiniones están muy de acuerdo con las de Vd. Para disminuirle cualquiera fuerza que pueda serle útil en la campaña. Sin embargo creo muy útil que Vd. Nos haya avisado del modo con que debemos comportarnos con la bandera que se titula de la República Haytí por ser muy fácil que en alguna otra vez no la hubiésemos admitido, particularmente al giro de comercio, por el peligro de que con este pretexto se levanten corsarios, y también de que traigan sobre este suelo las desastrosas ideas de la revolución de Santo Domingo.
El ciudadano Casas informará á Vd. De la feliz llegada de un bergantín y una goleta del Norte América, suceso que nos ha llenado de alegría y que nos llegó con la noticia de que la parte del ejército que mandaba el ciudadano coronel Castillo, está reunida á la de Vd., cuya dilatación nos desconsolaba mucho.
Soy de Vd. Con la más alta consideración:
Su atento servidor
Q. B. S. M.
Miguel Peña.