Documentos 1811-1816

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Victoria, 4 de mayo de 1812. Mi general: Supongo á Vd. Bien satisfecho de sus medidas y bien cimentado en sus esperanzas, puesto que pasan y están pasando tropas suficientes para asegurar el destino de la patria. Oficialmente verá Vd. Lo ocurrido con el señor Vignaux, que nos ha sorprendido á todos, vendiendo por 1,200 pesos lo que apenas puede valer 300. En esta ratería ha comprometido algo mi opinión, pues usando con él de más generosidad de la que merece, me deje sorprender por lo pronto; pero una casualidad llamó la atención del gobierno y la mía, y descubierta la mala fe, se ha tenido á bien removerlo del encargo que tenía, en el que entrará Cazado, que debe presentar inmediatamente y goza de rango y sueldo competente. Adjuntas verá Vd. Las noticias relativas á Méjico y la Habana, recibidas por un buque de San Tomas, en Barcelona: las de Curazao, me las ha escrito nuestro amigo Robertson, que hace honrosos recuerdos de Vd. Y de McGregor. Nada importante hay digno de la atención de Vd., de quien tengo el honor de ser: Atento servidor y amigo: Q. B. S. M. F. Iznardy. (Traducción del francés) Acaban de saberse las siguientes noticias por una persona muy respetable de Curazao, que esta también ligada verdaderamente á la causa de Venezuela. Acaba de llegar una goleta de Mr. N. de la Habana, en 17 días, teniendo á su bordo una española y un americano. Anuncian la noticia de una revolución, pro no se pueden saber los detalles: solamente se había notificado al Marqués de Someruelos el nombramiento de un sucesor de Cádiz para reemplazarlo. El Marqués es bastante querido y prefiere la América á la España, de modo que no se puede prever cómo terminará este asunto. Han llegado también buques de Coro y de Puerto Rico, pero ninguna noticia particular. Sin embargo, los descontentos aquí parecen desde hace algunos días muy tristes y abatidos; estaban en el colmo de la alegría con la probabilidad de noticias tales como las deseaban. Una cosa muy cierta es que no ha llegado á ningún lugar ni dinero, ni tropas; ni aun para la reparación del bergantín de guerra que esta aquí, llamado antes El Manuel y ahora El Coriano.