Victoria, 4 de mayo de 1812.
Mi respetado general: Inclusas van las piezas relativas á la conducta de Vign… de la cual he hablado á Vd. En mi carta llevada por el señor Azcanio.
Vd. Encontrará pruebas que convencerán á Vd. Sin duda de la justicia con que ha obrado el gobierno con él, diga lo que dijere en la entrevista que se propone tener con Vd. Habiéndose ido de aquí inmediatamente.
Todo ha sido descubierto por la fuerza de los acontecimientos, sin que ninguna pasión se haya mezclado en un asunto que fue principiado y terminado por una orden expresa de la autoridad puesta en alarma por el informe espontáneo de los cirujanos que debían encargarse de los objetos, cuyos precios les hirió sin duda la conciencia á favor de la economía pública, tan necesaria en la escasez en que desgraciadamente nos encontramos.
El negocio de las cajas de instrumentos hizo perder á Vign… la confianza del gobierno y lo hizo sospechoso respecto de los medicamentos que fueron encontrados enormemente recargados en sus precios.
Con el mayor respeto y consideración, soy de Vd., general, su afectísimo servidor y amigo:
F. Iznardy