Documentos 1811-1816

Página no disponible.
Victoria, 4 de mayo de 1812. Mi general: Apenas hemos dado una ojeada á las operaciones del director de este hospital, el francés Viñón, cuando hemos descubierto es tan ladrón como el mismo Caco; por dos cajas de cirugía que en opinión de tres profesores no valen doscientos pesos, nos ha robado mil doscientos; y por unos remedios, la mayor parte inconducentes para el servicio del hospital, que no valen quinientos pesos, nos ha robado mil trescientos. A este paso no serían bastantes todos los tesoros de la Confederación para saciar la avaricia de este gabacho. No hemos podido menos que separarle al golpe de su comisión y declararle inhábil para obtener alguna otra del gobierno. Hay varios antecedentes que demuestran no sólo la hidrópica sed del oro que devora á este extranjero, sí también que es de un carácter orgulloso, incompatible con los demás hombres, y en una palabra un loco. M. Meyer, que estaba de su segundo, ha quedado de primero y único, y merece todas las consideraciones posibles, por su índole amable, por su moral y por su singular habilidad en que no cede á Viñón. Este basta para el hospital, y bastará mucho más si se presenta Casado, como lo espero, con el cual siendo un cirujano del ejército y ganando mensualmente noventa y cinco pesos, puede ser empleado en este hospital, si Vd. Determinare que subsista. Digo si Vd. Determinare, porque Gallego y Pereira, que pasan hoy para Maracay, ofrecen responder en aquel solo hospital por todos los enfermos y heridos, á muy poca costa, y presenta el ejemplar de la campaña pasada, en que el Estado apenas gastó seiscientos pesos en medicamentos, y no hubo desgraciado que no se curase y tuviese la más prolija asistencia. Nosotros nos prometemos que Vd. Llevará á bien nuestras providencias, por lo que respecta á Viñón, que ya están dadas y ejecutadas, en la confianza de que el carácter de Vd. Nada impone ni irrita más que la vil estafa y el abuso de la confianza. En lo demás lo dejamos á su discreción, y nos constituimos por unos cooperantes á sus disposiciones. Un golpe de inexplicable placer nos ha dado la noticia de que Vd. Marchó en esta mañana para Valencia. Vaya la victoria de precursora de sus pasos, y á la vista de su brazo vengador desaparezcan los enemigos, para que vuelva al seno de sus amigos en cuyo número tengo el honor de contarme. Francisco Espejo.