Puerto Cabello, 19.
Mi venerado y apreciado generalísimo:
El venerado Padre Juan de Orta, cura de Canoabo por predilección y confianza vuestra, en la pasada insurrección de Valencia, se ha presentado en esta plaza a virtud de la irrupción de los enemigos en Nirgua, Montalbán y Canoabo, después de haber desempeñado completamente su encargo; y siéndome tan sensible ver á este digno patriota sin destino de que subsistir, y todo sacrificado por nuestra causa, no puedo menos de haceros presente la necesidad que hay de que este benemérito sacerdote lo conservéis en este punto con algún destino, ú otro en que pueda ser de igual utilidad á nuestro sistema, pues lo considero capaz para cualquier empeño de consideración é interés, lo que os juro por lo más sagrado; como igualmente que si todos los sacerdotes pensasen como él, no habríamos sufrido los funestos efectos de la superstición.
Sí, mi general, Taborda os habla de buena fé y os suplica no os olvidéis de los verdaderos patriotas que valen á uno por mil y de los amantes de la libertad, como es el que os recomiendo, y vuestro más fiel subdito, devoto y S. S. S. que cree dispensará una confianza que sólo se propone descubriros el verdadero mérito entre los hijos de Colombia.
B. L. M. de mi generalísimo
Domingo de Taborda.