El ciudadano Domingo de Taborda, natural y vecino de Puerto Cabello, arrestado por seis meses en esta plaza; os hago presente que el 20 de junio último fui remitido preso de aquella plaza á esta; sin darme el comandante ciudadano Simón Bolívar ni un corto tiempo para ocurrir á mi casa por ropa y dinero, para mis precisos gastos de modo que sólo la que vestía traje conmigo; y 30 pesos que un amigo me dio al tiempo de despedirse de mí en el buque de mi embarco fué todo el numerario con que me desembarqué aquí el 25 del mismo, y como el 30 siguiente sucedió la toma del castillo de San Felipe por los reos de Estado que encerraba y la mucha confianza que de ellos se tenía, manteniéndoles las bóvedas abiertas, no he podido tener auxilio alguno de mi casa, ni de ropa, ni de dinero, habiendo consumido ya el poco que traje. Finalmente con la toma de aquella plaza he perdido absolutamente la esperanza de todo recurso por falta de comunicación, y porque aquellos enemigos habrán despojado mi casa á su antojo, ya que no han podido vengar en mi persona sus agravios, y he aquí que me hallo en un castillo, sin dinero, ni prendas de que hacerlo, desnudo y muriéndome de hambre, en un país en que los víveres no se hallan ni aun por los más altos precios.
Si estas razones, H. general, son capaces de mover vuestro corazón á ejercitar conmigo la humanidad, espero en primer lugar que de los seis meses de arresto á que se me ha condenado, os dignéis rebajarme, aunque sea la 3° parte y en 2° que el tiempo que me falte para cumplirlo con la rebaja, ó sin ella, sea y se entienda dicho arresto en toda esta villa, que lo cumplir é inviolablemente bajo mi palabra de honor, con que me he conducido siempre y de este modo podré siquiera disfrutar la mesa de un amigo, que movido á caridad me ha franqueado en su casa y de cuyo beneficio no puedo gozar aquí. Gracia que espero de vuestro benigno corazón.
Guaira, 14 de julio de 1812.
Domingo de Taborda.