Caracas, junio 21 de 1812.
Mi general: Muchas son las conversaciones y reflexiones que se forman sobre la conducta de Vd. Relativa al abandono de los puertos y su retirada á la Victoria; unas son tristes y otras son alegres. La más placentera y consolatoria es atribuir sus movimientos á un ardid sobre un plan combinado. Dicen que Vd. Abandonando los valles de Aragua ha querido atraer á ellos á los enemigos, fingiéndoles miedo y debilidad, entretanto que Carabaño marcha á tomar á Calabozo y seguidamente á San Carlos y que de esta manera nos asegura los llanos y toma á los enemigos por la espalda, atacándolos por todas partes y que esta operación es muy fácil, si ellos persiguiéndole á Vd. Debilitan sus fuerzas en Valencia. Lo que no pueden combinar es como Vd, ha dejado expuesto el puerto de Ocumare, pues tomándole ellos, como parece fácil, no sólo tendrán comunicación pronta por mar, que no tenían, sino que puerto Cabello no podrá ser socorrido con víveres. Dicen también que pudo Vd. Poner á las lanchas con víveres para tres ó cuatro meses en la isla del Burro y quedar dueño de la laguna, que hemos perdido, y que Monteverde tomará ahora haciendo fabricar lanchas. Sin embargo todos suspenden el juicio y descansan sobre la pericia militar de Vd.
Joseph Félix está en posesión de su gobierno desde ayer y como no tenían estas gentes enredo que hacer, nada han dicho á la Cámara, pues sólo necesitan el auxilio de ella, cuando están entendidos de alguna picardía.
Mucha es la escasez y carestía de víveres que padecemos, y yo rogando á Dios que ilumine á Vd. Y proteja sus planes y operaciones para el bien de esta amada patria, para gloria de Vd. Y para satisfacción de sus amigos. Si Vd. Triunfa todo irá bien, y los enemigos no se atreverán á hablar delante de nadie; pero si es desgraciado, todo es perdido y estos malvados acabarán con nosotros.
Mi general: acaba de estar conmigo un oficial francés, nombrado Audiger, que conocí en Curazao y viene á servir en nuestras tropas. Conoce á Vd. Y le ha tratado; mañana debe marchar; dicen que es excelente oficial de caballería. Yo me complazco infinitamente de esto; y me ha dicho que hay otros oficiales que vienen luego.
En este instante ha corrido una voz demasiado lisonjera; dicen que habiendo atacado la Victoria los enemigos, han sido rechazados con gran pérdida y que han quedado prisioneros Pons y Monteverde. ¡O, noticia, si fueses verdadera! ¡O, Dios mío!... ¡Ah mi amado Miranda!...
Suyo:
M. J. Sanz.