Caracas, junio 22 de 1812.
Mi general: Pasamos ayer el día en la inquietud, desasosiego y temor consecuentes á la incertidumbre y la duda del éxito de nuestras armas; la ciudad estuvo consternada hasta anoche que se esparció la noticia de haber sido rechazados los enemigos; pero continúa el cuidado temiendo todos un mal suceso, ó que esos malvados se franqueen el paso por alguna parte para venir á esta ciudad, que juzgamos es todo su objeto.
Joseph Félix obra activa é infatigablemente y yo espero que por consecuencia juntará y remitirá muy en breve cuantos auxilios de gente sean posibles; á todos ha puesto en movimiento y en temor, y nuestros enemigos internos callan ó huyen; pero él los perseguirá por todas partes y por todos medios.
Suponemos que Vd. Será atacado incesantemente, pues advertimos la obstinación con que acometen, deseosos más que de vencer, de vengarse ó satisfacer el odio con que miran al americano. Ellos parecen que han jurado morir en la demanda de dominarnos, y nosotros hemos debido jurar también morir defendiendo nuestra libertad, nuestras familias, nuestros bienes y sobre todo nuestro honor. ¡Qué afrenta para nosotros si nos dejamos subjugar! ¡Vergüenza eterna! ¿Cómo inspiraría yo estas ideas á cada uno de esos soldados!
Es suyo siempre:
M. J. Sanz.