Portachuelo, 4 de junio de 1812.
Mi general:
Tengo el honor de enviar á V. E. con la presente, la carta del capitán Larente. Conozco los motivos que le obligan á pedir á V. E. una licencia de doce días, y sólo después de haberme convencido de la necesidad que tiene de ir á Caracas, para salvar los restos de su fortuna, me atrevo á rogar á V. E. que tome en consideración su suplica. He sondeado también la opinión de los voluntarios, los cuales verán sin inquietud ni envidia la ausencia momentánea de dicho capitán. Los oficiales que hay en la compañía no me dejan nada que desear bajo el punto de vista de la experiencia y celo.
Puede V. E. estar seguro de que el capitán Larente no se permitirá permanecer ausente un día más de los que V. E. le conceda; es un hombre de honor, en cuya palabra puede confiarse por completo.
Reitero á V. E. la súplica que le tengo hecha de enviarme por algunas horas al comandante Cortés.
Nada nuevo hay por aquí. Esperamos siempre al enemigo, para recibirlo lo más dignamente que podamos.
La pariente de M. Sandoval me ha enviado una gran lista de reclamaciones, pero antes de adoptar medida alguna en este asunto, esperaré las órdenes de V. E.
Tengo el Honor de ser con el mayor respeto su affmo. S. S. y subordinado.
J. Du Caylá.