11 de junio de 1812.
Mi general:
He tenido el honor de escribir á V. E. por la vía de la laguna para decirle que el enemigo nos había atacado esta mañana á las 8 con una pieza de artillería de á 4. Tenía además un mortero. El combate ha durado tres horas, teniendo el resultado que V. E. debía esperar. El enemigo se ha visto obligado a retirarse, dejando varios muertos, heridos y prisioneros. Yo tengo de unos y de otros aquí.
El ataque ha sido tan bien combinado como era posible. Monteverde estaba á la cabeza del enemigo. Sólo siento haber tenido que luchar con un hombre tan poco capaz de dirigir una expedición. Sin embargo ha hecho atacar con vigor nuestra retaguardia. Crea V. E., mi general, que mis disposiciones, en previsión de su tentativa, habían asegurado este punto, sobre el que ha cargado con sus mejores tropas el jefe enemigo perdiendo su caballo y recibiendo algunas balas en su uniforme. Sospechando sus intenciones había colocado en dicho punto á mis compatriotas, los cuales se han conducido con toda la abnegación y celo que V. E. debía esperar de ellos. Su bravura no se ha desmentido. V. E. sabe mejor que nadie lo que valen mis compatriotas en estas ocasiones. Pues bien, los he encontrado tales como en los campos de Fleuras, Marengo é lena. Tenga V. E. la seguridad de que no exagero y que cuando se tiene mi sangre fría se juzga con imparcialidad.
Mañana enviaré á V. E. el señor Barón, el cual con su franqueza militar contará á V. E. lo que hay de esto. También le dirá las pérdidas que el enemigo ha experimentado.
Por uno de los prisioneros he sabido que debían atacar también la Cabrera. No dudo que vuestras armas habrán obtenido en dicho punto igual éxito.
Suplico á V. E., mi general, tenga á bien conceder á Felipe Camacho, cadete de los veteranos, un nombramiento de subteniente.
Mañana hablaré con V. E. y le daré los nombres de los oficiales cuyo celo merece fijar vuestra atención; el coronel Palacio merece el primer lugar. Sangre fría, inteligencia, asiduidad, celo y subordinación son los títulos que recomiendo á V. E.
Hasta mañana, mi general, porque no puedo dejar de estar alerta, temiendo un segundo ataque del enemigo.
Tengo el honor de ser vuestro affmo. S. S. y subordinado :
J. du Caylá.