Documentos 1811-1816

Página no disponible.
Portachuelo, 11 de junio de 1812. Mi general: Añora que todo está tranquilo y cada soldado en su puesto, voy á dar á V. E. cuenta sucinta del combate que ha tenido lugar entre el enemigo y la división de mi mando. Las tropas que había hecho yo salir por la mañana á las 4 para ir á la descubierta, me enviaron un parte á las 7 diciéndome que veían al enemigo en número respetable disponiéndose al parecer á marchar contra nosotros. Dicha tropa se retiró lentamente, sin dejar de observar. Al mismo tiempo nos apercibimos de que el enemigo, á juzgar por su marcha sobre los límites de nuestra izquierda, tenía la intención de atacar al mismo tiempo nuestra retaguardia. Adopté las disposiciones que su conducta me marcaba y dirigí sobre la retaguardia los franceses y una compañía de cazadores, que reunidos con la gente de las avanzadas que se habían replegado formaban un total de 250 hombres. Este punto fue atacado por la tropa de línea últimamente llegada de Puerto Rico. El ardimiento y la rapidez con que atacaron no intimidó á los franceses, los cuales recibieron sus descargas con sangre fría y sin conmoverse; su fuego bien sostenido y nutrido ayudado por el de las demás tropas, se vio al fin coronado por el éxito, puesto que el enemigo al huir ha dejado en el campo de batalla las pruebas de su derrota, á saber: varios muertos y heridos, fusiles perdidos y algunos prisioneros, que son los únicos trofeos que puedo ofrecer á V. E. Mañana, si no intentan un segundo ataque, haré registrar los bosques y platanales para recoger las armas que puedan haber abandonado. El ataque á nuestra vanguardia ha sido hecho con bastante valor por parte de ellos. Habían traído consigo una pieza de artillería de á 4 y un mortero. Este último fue desmontado, según la relación de los prisioneros y de un joven zapador que se escapó de las manos del enemigo. Este resultado es debido al teniente Colot, el cual ha dado durante toda la acción pruebas de su bravura y destreza. Bajo el fuego de sus descargas he visto caer muchos caballos y jinetes. Recomiendo á vuestra apreciación el mérito de este oficial. El teniente coronel Chatillón con su celo y actividad ordinarios me ha sido muy útil. Ya he dicho á V. E. cuan digno de su confianza era el coronel Palacio. He suplicado á V. E. conceda al cadete Camacho el grado de subteniente; este joven lleno de celo estaba en todas partes, lo mismo que el joven Manuel Manrique, que une á la bravura el deseo de obrar bien y la aplicación. Me atrevo á pedir á V. E. su nombramiento de teniente efectivo. El teniente Luzón, uno de los ayudantes de campo, además de su celo y actividad en el servicio, se ha precipitado hoy en medio del enemigo y me ha traído un prisionero hecho por el mismo. Ahora sólo me resta añadir que con muy raras excepciones todo el mundo ha cumplido con su deber. Permítame V. E. que rinda á la división de patriotas que mando, el homenaje que su conducta merece; no hay uno solo de ellos que no se haya conducido como un héroe. Es también el cuerpo que más ha sufrido, teniendo tres muertos y diez heridos. Por consiguiente me creo obligado á hablar á V. E. con elogio tanto de los oficiales, como de los soldados. Por lo que respecta al señor Barón, se ha excedido á sí mismo, en la acción de hoy; á pesar del mal estado de su salud, no ha dejado un instante de estar activo y útilmente en acción, y V. E. que conoce su bravura podrá juzgar cuanto habrá contribuido con ella á la victoria de este día. Se lo envío á V. E.; él le dará cuenta más detallada de este hecho de armas. Hemos sido atacados por unos 800 hombres de infantería y caballería. Dejo al cuidado del señor Barón dar á V. E. más amplios informes. Soy de V. E., mi general, affmo. S. S. y subordinado. J. du Caylá.