Guayra, 30 de junio de 1812.
Mi querido amigo: Salgo pronto y entretanto le suplico á Vd. reclame la atención del general en los puntos siguientes:
No hay enemigo más cruel que el hambre; por milagro hemos escapado de ella con los socorros americanos; es preciso la más seria economía y que de ellos se aparte el sustento de los defensores de la patria que los mantendrá sin variación por un tiempo determinado.
Alimentar la tropa no es todo —acá parece que la población se obstinó á morirse de hambre— en colonias, circunscritas en un territorio pequeño, con una población mucho más considerable que ésta en pro-porción del territorio, bloqueados 2 y 3 años, estábamos en la abundancia, porque el gobierno vigilaba sobre los ciudadanos obligándolos bajo pena de multa á sembrar víveres en proporción de sus fuerzas, por qué acá no haríamos lo mismo? y ciertos estamos que no nos faltará nada.
Espero que de la ida allá de tantos godos inútiles se acopiarán á lo menos 200 mil pesos en plata y después muy bien los podrán largar que pronto los recuperarán, pero será preciso economizar mucho esto, aunque veo será preciso exprimir otras veces el limón.
Cuanto antes se debe formar una sección ó administración de moneda, pondremos en rifa los bienes de los enemigos y liquidaremos la deuda pública.
Le prevengo á Vd. que el pobre D. Antonio León está en la más grande aflicción, lo he visto llorando y me comunicó un borrador para el general para dar su dimisión. Le supliqué no hiciese nada de esto; me parece y dice que ha sido vejado, insultado, etc. Vd. sabrá por quién y yo creo á León un buen ciudadano necesario, etc. Enmiende Vd. esto.
Repito á Vd. que me interesa mucho que el general dé orden para dar un pasaporte á mi hombre de confianza Eamón Castels que va á Curacao en busca de piedras de chispa y otras municiones, y que se le dé la licencia para la extracción de 1.500 pesos en las condiciones que digo á Vd. pero obligándose á reintegrarlos ó introducir municiones de guerra.
Adiós, mi querido, espero volver pronto y en todos casos recibirá Vd. Cartas mías luego, luego.
L. Delpech.