Caracas, 14 de mayo de 1812.
Mi general:
Después de haber gastado 260 pesos para proceder a mi equipo militar tengo el sentimiento de saber, en el momento de ponerme en marcha para incorporarme á sus banderas, que algunos malvados oscuros han llevado su maldad hasta el extremo de inventar hechos que tienden nada menos que á desacreditarme cerca de V. E. para poder lograr enseguida con más facilidad sus miras tan interesadas como ambiciosas.
Dudo mucho, mi general, que V. E. haya podido dar oído á informes tan faltos de fundamento, como inverosímiles, por lo mismo que acaso no desconoce todo lo que he trabajado para determinar á los franceses á seguir vuestra causa y la animadversión que esto me ha acarreado á causa de mis gestiones cerca de ellos, interpretadas por la mala fe en el sentido de que no tenían otro objeto que el desear ponerme al frente de los mismos. Aseguro a V. E. con sinceridad, mi general, que semejante pensamiento no se ha albergado ni un solo instante en mi imaginación, y no creo que V. E. pueda hacerme la injuria de suponer que un antiguo militar, cuyo carácter ha tenido siempre por base la lealtad, la franqueza y el desinterés haya podido ambicionar obtener el mando de una compañía de voluntarios valiéndose de pequeñas intrigas que están muy por debajo de la conducta de un hombre bien nacido; y sobre todo en un momento en que yo tenía la certeza de recibir de V. E. un grado correspondiente al que tenía en el ejército francés, y de poder en este concepto, guiar por el sendero del honor soldados de línea y no voluntarios, con los cuales hay siempre que experimentar disgustos, cuando se quiere sujetarlos á las severas reglas de la disciplina militar.
El autor de esta horrible maquinación que es aún más enemigo vuestro que mío, será tarde ó temprano apreciado en su justo valor y recibirá entonces de V. E. el castigo y el desprecio que merece todo calumniador.
Sea como quiera con respecto á todas estas versiones y relaciones mentirosas que afectan mi sensibilidad sin poder hacer daño á mi carácter, me ofrezco, para el caso en que esto pudiera agradar á V. E. de acuerdo con el Poder de la Unión, á partir en seguida para las islas de San Thomas, Guadalupe y Martini de reunir un millar de jóvenes ya habituados al manejo de las armas, los cuales nos serían muy útiles en este momento y en lo venidero.
Sería preciso de antemano hacer que se me facilitase un buque velero fino, y los medios necesarios para facilitar á cada uno de los que quisieran embarcarse un socorro suficiente para su equipo y para hacer frente á los pequeños compromisos que hubiesen contraído en dichas colonias.
Me lisonjeo de que revestido con la confianza de V. E. y con la del gobierno de la Unión, mi presencia en las citadas islas sería suficiente para determinar á una multitud de militares jóvenes á comprometerse en la guerra de la libertad contra la tiranía.
Aguardaré, mi general, la respuesta de V. E. para saber el partido que deba tomar y le suplico que entre tanto esté seguro de la estima y del respeto con que tiene el honor de ser de V. E. affmo. Y subordinado
S. De Jannon.