Documentos 1811-1816

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Guaira, 4 de julio de 1812. Mi querido Carlos: A las seis de esta mañana recibí tu carta en que suponiendo una mala conducta de parte de Du Caylá, dispone al generalísimo se envíe con él un sobrecargo. Primeramente no se ha embarcado este sujeto: no lleva á su cargo más que seis mil pesos y los otros seis el señor Delpech: pensó embarcarse sin éste porque hacía tres días que la goleta estaba pronta y por más postas que le despaché llamándolo, contestaba que mañana, pasado, hasta que últimamente se presentó diciendo que no se embarcaba en dicho buque á menos que lo dejasen en San Bartolomé, pues no convenía á sus ideas dirigirse á San Tomas. En este estado se presenta la fragata de güera inglesa Orpheo y el comandante se brinda á llevar á Molini y sus compañeros de viaje. Se admite el ofrecimiento por Molini y Du Caylá gustosísimos; pero Delpech insistió en que él se iría solo en la Erin á San Bartolomé, porque como tenía dicho no podía ir á San Tomás: se le replicó bastante sobre la seguridad de su persona y dinero, sobre el excesivo fletamento de 900 pesos mensuales que se pagan al dueño de la Erin; pero nada fue bastante, y como yo no podía obligarle porque no he tenido más conocimiento en esta comisión que una carta que trajo Du Caylá en que tú de orden del general me recomendabas se le proporcionase un buque inmediatamente, no pudo hacerse más. — El asunto a los 500 pesos creo igualmente fue una mezquindad de León en salirle ofreciendo la mitad á un oficial que va en una comisión importante y que los pide á cuenta de sus sueldos.— Por todas estas razones que demuestran la mejor conducta de Du Caylá, aunque recibí tu mencionada carta esta mañana había convenido con Molini en no hacer la menor innovación sino que todos se marchasen por sus rumbos; pero el señor León que tiene particular inteligencia para hacerlo todo á la rancia española pasa una orden á Alustiza insertándole la carta del general y aumentándole que si Du Caylá no admite el sobrecargo se le quite el dinero y esto ha sido lo bastante para que aquel se haya exasperado conociendo ser una pura desconfianza y que con muchos más motivos no se tenga esta misma del señor Delpech. Las relaciones de éste, León y las Montillas nos traen este desgraciado acontecimiento que espero vencer con la verdad misma persuadiendo á Du Caylá la obediencia que debe prestar á las órdenes del generalísimo, quien ha pres-tado su consentimiento á esta orden en el concepto de que había hecho resistencia á llevar el sobrecargo, que se había marchado sin Delpech y con todo el dinero, etc. Acompaño esa carta que acabo de recibir del enviado Scott á que contestaré diciéndole que la fragata descargará, pero que no podrá salir sin expresa orden del generalísimo. Van también esas dos para Laury á quien supongo ahora en camino para ese cuartel general, y con respecto á este sujeto me refiero á lo que te escribí ayer. No puedo más porque la diligencia del canónigo me tiene lleno de quehaceres por el mal estado en que se encuentran todos los castillos y además tengo suma escasez no sólo de tropa, pero aun de oficiales de entera satisfacción. Adiós, Carlos, que estos pujos me tienen loco y hacen cinco noches que apenas he estado dos horas en la cama; pero siempre tu afectísimo amigo Casas.