Documentos 1811-1816

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Barcelona, 5 de julio de 1812. Querido comandante: Llegué aquí el 2 del corriente en la noche, después de tres días de calma en nuestro viaje á ésta. Al llegar vi que el señor Briceño tenía como 500 hombres listos (300 cumaneses y 200 de esta guarnición) pero cuando se les dijo que debían embarcarse, 300 de ellos se marcharon (la mayor parte con armas) para Cumaná. Entonces tratamos de embarcar los que quedaban en una goleta inglesa surta aquí, más al pasarlos en revista todos declararon que no se embarcarían para La Guaira, pero que defenderían su país. Una hora más tarde destituyeron ellos al actual gobierno y eligieron otro que consideraron más patriótico. Los soldados ingobernables hicieron fuego en las calles. Antes que yo saliese había ya 5 heridos. El señor Briceño me suplicó le facilitase la Mary, lo cual he hecho y he avanzado 30 pesos al capitán. El ha recibido fondos aquí del gobierno por una pequeña cantidad que Vd. Deducirá al arreglar cuentas con él. El Botón de Rosa, la lancha La Mariana y dos muy buenas goletas inglesas que tengo aquí van conmigo á recoger las tropas de Cumaná. La Matilde no ha llegado todavía; he dejado orden para que me siga y conseguiré bastantes buques en Cumaná. Espero aún que el señor Briceño conseguirá alguna tropa de Barcelona, para cuyo efecto le he dejado una goleta inglesa armada que puede llevar 300 hombres. El señor Briceño se ha conducido con la mayor energía y actividad para conseguir tropas y para ayudarme. Espero pues que Vd. Lo recomendará calurosamente al general. Si él volviese aquí, creo que sería de gran utilidad, porque comprende muy bien el estado de los partidos. No tengo tiempo para escribir al generalísimo y espero que Vd. Le informará del contenido de esta carta, y que estoy ansioso de conseguir muchos hombres en Cumaná y Margarita para lo cual haré todo lo posible. Recibo su carta por el Botón de Rosa y las noticias que me da me causan gran placer. Las he comunicado á este gobierno y creo que producirán el mejor efecto. Me repito su muy afectísimo servidor. George Robertson.