Guaira, 12 de julio de 1812.
Mi querido Carlos: Con el alivio de mis males han venido todas las incomodidades y disgustos.
Ahora que son las ocho de la mañana acaba de fondear el Zeloso y las tres lanchas cañoneras, uno y otro buques en el peor estado, siendo lo peor que no habiendo aquí recursos ó auxillios para mejorarlos, ya los enemigos tienen muy bien armados y con más de 200 hombres de tropa sobre nuestras costas las dos goletas Príncipe y Venezuela, con los cuales iban tomando ayer toda nuestra expedición marítima, á no haber sido que se refugiaron en el fuerte de Catia que disparó tres tiros de á 24 y fueron bastantes para intimidar los enemigos, de cuya ocurrencia por menor y de todas las demás precedentes y respectivas á toda la costa de sotamento me refiero á Bolívar que marchó esta mañana, y á Ayala que marchará dentro de poco.
Nuestro estado actual, el de la seguridad de esta plaza y principalmente el de la introducción de víveres y navegación del cabotaje, exigen de absoluta necesidad el que inmediatamente se compren y armen un par de buques ligeros, pues tenemos lo principal, que son buenos y atrevidos oficiales de marina: el que se me permita dejar aquí cuatrocientos hombres de los que deben venir de Cumaná para guarnición de esta Plaza y cubrir el importante puesto de Catia, por donde esos bribones pueden pretender hacer un desembarco para internarse á Caracas, lo que estará excusado, poniendo en aquel puerto un destacamento al mando de un acreditado oficial y una lancha cañonera, para cuyo efecto será también conforme se dejen aquí dos ó tres oficiales de los venidos de Puerto Cabello. Esta plaza se encuentra en el día aislada entre dos costas enemigas y si no se anda un poco vivo en armas los buques se pondrán en comunicación los de abajo con los de la costa de Curiepe, de cuyo modo entorpecerán la entrada de todo buque en este puerto en circunstancias en que deben recalar muchos con víveres, y algunos con los fusiles á virtud del desembargo de los puertos del Norte, que según noticias de crédito se había verificado el 4 de este mes.
Acabo de recibir la adjunta carta de Robertson que incluyo para el conocimiento del generalísimo, y cuando debiera enviar buque sarmados que protegiesen la venida de las tropas, me contentaré con despachar ahora mismo un cayuco ó bote avisándole la existencia en nuestras costas de los buques enemigos para que si lo encuentran en marcha la continúe con precaución, y si le alcanzan en Barcelona, Cumaná ó Margarita las conduzca en el Botón de Rosa, cuyo buque debía pedirse á aquel gobierno, y ponerlo en manos del famoso Castillo, ú otro de sus ponderados oficiales de marina.
Últimamente así por su preciosa conservación como por la de Caracas, exige esta plaza toda robustez de fuerzas marítimas y terrestres. Yo escribiré en el día mucho menos, porque estoy recargadísimo de ocupaciones, pero de todos modos y con tal que se me amplíen las facultades necesarias para disponer de la parte del Erario nacional bastante para llenar estos importantes objetos, me prometo cumplir con mi deber y llenar la confianza y deseos del general.
No ocurre otra cosa por ahora: espero se me conteste luego. Adiós, Carlos.
Casas.