Colombeia

a dar; pero esto es sin formalidad, aunque sufraga en este tiempo hasta los diez, para el gasto de la casa, siendo de tal manera, que si en la Navidad se coge un Almud, en San Juan se cogen cuatro, multiplicando de tal manera que cuando llega a los diez en una Hazda de 10 Ø árboles de cacao, estando bien cuidados, sin consentirles tiña, gusano, ramazn seca ni yerva, no deja de producir 300 fas de Cacao, en las dos Cosechas de San Juan y Navidad, unas veces más, otras menos, porque cada mazorca tiene de 20 a 30 granos de Cacao.

          Para cuidar cada mil árboles, ya fundado, se necesita sólo un Esclavo útil; con que entrando a fundar una Hazda de 40 Ø árboles y poniendo veinte Esclavos varones, y veinte Hembras casadas, para quitar ofensas a Dios, a los diez años que está en sazón la arboleda, ya tiene otra Hazda cuantiosa en los esclavos que le han nacido, porque un muchacho de diez años, ya sirve tanto como uno grande, y ya puede con aquella misma Esclavitud, entresacando grandes y chicos, fundar otra Hazda.

          Los Esclavos tienen poco costo en la Hazda pa su manutenzon y vestuario, porque como éstos, en los ratos que les sobran todos los días, porque acaban sus tareas a las doce del día, el que más tar

a dar; pero esto es sin formalidad, aunque sufraga en este tiempo hasta los diez, para el gasto de la casa, siendo de tal manera, que si en la Navidad se coge un almud, en San Juan se cogen cuatro, multiplicando de tal manera que cuando llega a los diez en una Hacienda de 10 mil árboles de cacao, estando bien cuidados, sin consentirles tiña, gusano, ramazón seca ni hierba, no deja de producir 300 fanegas de cacao, en las dos cosechas de San Juan y Navidad; unas veces más, otras menos, porque cada mazorca tiene de 20 a 30 granos de cacao.

          Para cuidar cada mil árboles, ya fundado, se necesita sólo un esclavo útil; con que entrando a fundar una Hacienda de 40 mil árboles y poniendo veinte esclavos varones y veinte hembras casadas, para quitar ofensas a Dios, a los diez años que está en sazón la arboleda, ya tiene otra Hacienda cuantiosa en los esclavos que le han nacido, porque un muchacho de diez años, ya sirve tanto como uno grande, y ya puede, con aquella misma esclavitud, entresacando grandes y chicos, fundar otra Hacienda.

          Los esclavos tienen poco costo en la Hacienda para su manutención y vestuario, porque como éstos, en los ratos que les sobran todos los días, porque acaban sus tareas a las doce del día, el que más tar